Sunday, July 6, 2014

“Las represas brasileñas son las causantes y deben pagar al Beni”

La Universidad Autónoma del Beni, José Ballivián, alertó en junio de 2013 sobre los efectos del cambio climático, de la deforestación, del calentamiento global, pero también de los efectos de la construcción de dos represas hidroeléctricas brasileñas, San Antonio y Jiraú, que le pusieron una barda al río Madera y ocasionó que la inundación sea devastadora.

El rector de la Universidad, el agrónomo y docente en hidráulica, Luis Carlos Zambrano Aguirre, se muestra seguro de sus afirmaciones, pero prefiere pedir que un organismo internacional imparcial se haga cargo de auditar los efectos de las represas y que, tras verificar el daño ocasionado, el Brasil pague el 1 por ciento de las ganancias que obtienen por la explotación de San Antonio y Jiraú.

Zambrano admite que la inundación fue causada por varios factores, pero dice que la gota que rebasó el vaso se llama represas. “El 95 por ciento de las inundaciones es causada por el calentamiento global, la lluvia, la deforestaciòn y otros. Pero lo que inviabiliza al Beni son las represas”, insiste.

Las represas San Antonio y Jiraú, en el oeste del Amazonas, en Brasil, están prácticamente concluidas.

Los críticos al proyecto dijeron que éstas subirían el nivel de agua del río Madera, lo que potencialmente conduciría a inundaciones catastróficas.

Estando el proyecto virtualmente terminado, una corte federal de Brasil ordenó que se realice un nuevo estudio del impacto ambiental ante la sospecha de que habrían contribuido a empeorar las inundaciones en Brasil y en Bolivia.

El desastre ha dejado sin hogar digno a más de 36.000 personas.

La central hidroeléctrica de Jiraú, que se encuentra en su etapa final de construcción y tendrá una capacidad de 3.750 MW de potencia, es administrada por Energia Sustentável do Brasil. Eletrobras y Companhia Energética de Minas Gerais operan San Antonio, que comenzó a funcionar en 2012, según reportes de prensa. Un juez ordenó a ambas empresas proveer comida y refugio a las 11.000 personas desplazadas en el estado de Rondonia (Brasil), pero no se aventuró a ordenar que las represas cierren.

El 15 de junio pasado, en una entrevista con La Razón, Víctor Paranhos, director presidente de Energía Sustentável do Brasil señaló que los estudios hidrológicos realizados demuestran que no existe ninguna relación entre las usinas y las inundaciones de este año.

“Las usinas de Santo Antonio y Jiraú emplean turbinas horizontales al filo del agua, y no necesitan de la acumulación de agua, pero sí del flujo constante del líquido elemento, una de las principales características del río Madera. Por este motivo, los reservorios construidos alrededor de las usinas son muy pequeños. En realidad, las inundaciones se debieron a la suma de dos fenómenos: a la gran cantidad y la intensidad de agua que cayó en un periodo muy corto” dijo el brasileño.

En tanto, el rector de la Universidad del Beni explica que el 70 por ciento del agua que cae en Bolivia pasa por el Beni, por la cuenca amazónica y que el estudio, del que participaron también otras instituciones, concluye que las lluvias de 2013 y 2014 llegaron a áreas nunca antes afectadas porque hubo dos bardas (las represas) que impidieron que el río Madera siguiera su curso normal. Pero, está seguro que las represas han provocado una disminución de la velocidad del caudal del río (antes iba a 45 kilómetros por hora, pero con las represas alcanzó 24) y ello ocasionó sedimentación.

Hace dos semanas, el agua aún permanecía en las calles de Guayaramerín y varias zonas de Trinidad.

“Creemos que si las represas no estuvieran, ya se hubiera ido el agua al Amazonas, el río más grande del mundo. Mientras esté trancado el río disminuye su velocidad, al rebajar la velocidad el sedimento se queda. Al asentarse el sedimento, el caudal de los ríos baja y por tanto, desborda”, explica.

La estructuracion social del Beni está basada en los ríos. Todos los pueblos están asentados en las riberas y se utiliza el río como medio de transporte para llegar a Santa Ana, Rurrenabaque, Guayará y Riberalta. Como los pueblos están en las riberas, cuando desbordan, obviamente inundan. Quedaron anegados Rurrenabaque, Guayaramerín, Santa Ana y Reyes. Estaba a medio caudal porque el agua estaba detenido porque en el río Madera hay dos represas, bardas que evitan que el agua corra como debe naturalmente. Son obras perpendiculares a la corriente del río.

“Hallo difícil dinamitar las represas con inversiones de más de 17 mil millones de dólares. Pero que nos den un porcentaje de regalías que nos permitan mitigar el impacto a través de obras civiles”, insiste.

Dragar los ríos para quitar la sedimentación; elevar los niveles de carreteras; construir más puentes, dar créditos a los ganaderos para que incursionen en tecnología y puedan hacer lomas artificiales, son obras que plantea ejecutar con el dinero de las regalías que podría dar Brasil.

Vigilancia militar por 24 horas



Varios puntos donde fueron instalados los campamentos para refugiados recibieron apoyo de vigilancia militar.

También hubo presencia de instituciones no gubernamentales como la Organización Internacional de Migraciones, OMI.

Estos grupos se encargaron de dar agua, baño y cocina.

Los jóvenes se deprimieron más

Susy Lizbeth Robles Soy de la carrera de Enfermería y colaboramos en los campamentos. En la comunidad de Copacabana adolecen de dolores musculares, el dengue, las infecciones respiratorias y las estomacales. La gente se ha deprimido mucho, especialmente los jóvenes porque bajo presión y miedo han tenido que reaccionar para salvar sus vidas y ayudar a los demás.

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