El desastre hace referencia a las pérdidas humanas y materiales en las comunidades, que son ocasionados por eventos o fenómenos como sequías, heladas, granizos, inundaciones, deslizamientos de tierra, incendios, deforestación, erosión extrema de suelos, terremotos y otros, pero los daños pueden ser prevenidos, por eso se debe conocer las siete etapas del ciclo de los desastres.
Para ello se creó la Guía de Capacitación sobre Prevención de Desastres Naturales en la que se indica que los desastres no solo pueden ser de origen natural, sino también causados por ciertas actividades antrópicas (humanas) que alteran el equilibrio del medio ambiente debido a la sobre explotación y al mal uso de los recursos naturales renovables y no renovables.
Bolivia no es ajena a estos desastres naturales y antrópicos, por lo que es fundamental tomar medidas de prevención y mitigación.
Como se dijo, según la Guía, el ciclo de los desastres está compuesto por siete etapas: prevención, mitigación, preparación, alerta, respuesta, rehabilitación y reconstrucción.
De este orden se deriva que el manejo de los desastres corresponde al esfuerzo de prevenir su ocurrencia, mitigar las pérdidas, prepararse para sus consecuencias, alertar su presencia, responder a la emergencia y recuperarse de los efectos, además esta gestión de riesgos está estrechamente relacionada con el desarrollo local.
La prevención es conocer las amenazas y vulnerabilidades que generan riesgo para nuestra comunidad, como manera de tomar acciones para evitar el desastre.
Cabe mencionar que se pueden prevenir los daños producidos por un desastre con la toma de medidas de prevención, capacitación y sensibilización a la población.
Actualmente se realizan estudios para predecir los desastres naturales, por ejemplo sismos, seguías e inundaciones, como el monitoreo del Fenómeno de la "Niña" y el "Niño".
Al prevenir, se disminuye las pérdidas y efectos del desastre y los conocimientos ancestrales en los Andes también permiten tomar medidas para mitigar los desastres naturales como la granizada, helada y otros.
Por ello es importante que se rescaten esos saberes de los antepasados para que se pueda, si no evitar, mitigar los impactos de los desastres.
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