Gregorio Cartagena, a sus 58 años, quedó sin sus dos hijos, su nuera y tres nietos. Murieron bajo toneladas de barro, piedras y troncos que descendieron con fuerza tumbando y sepultando el barrio Cerritos, en Rurrenabaque, Beni.
Ese trágico 25 de enero, también segó el futuro de cuatro soldados de la Marina de Rurrenabaque que, días antes debían licenciarse, pero se quedaron y murieron al ayudar a los vecinos.
Entre las víctimas, de la histórica lluvia e inundaciones, también está un empresario ganadero que se ahogó al intentar rescatar al hijo de uno de sus trabajadores. Murieron también dos jóvenes que buscaban cruzar una laguna. En total 26 personas perdieron la vida, evalúa el director del Centro de Operaciones de Emergencia de Beni, COE, Luis Philips Muñoz.
Los muertos no solo son por ahogamientos, sino también por picaduras de víboras, por enfermedades agudas al estar rodeadas de agua, mal nutridos o mal alimentados.
A las víctimas fatales se suman las 640 casas que cayeron en varios municipios, principalmente rurales, como San Joaquín donde desaparecieron 180, en Exaltación 32, San Ramón otro tanto y Guayaramerín 100.
De los 19 municipios del departamento, 17 fueron afectados con pérdidas pecuarias que alcanzaron los 60 millones de dólares. En el sector agrícola llegó a 14 millones.
36 mil familias, es decir 180 mil personas, resultaron damnificadas.
Las pérdidas en infraestructura caminera, pecuaria, agricultura, viviendas y otros alcanzaron los 416 millones de dólares.
Philips informa que la Gobernación entregó 1.200 toneladas de alimentos a los damnificados.
CAMPAMENTOS Los albergues, en total 42, fueron administrados por el Centro de Operaciones de Emergencia, con el apoyo de Defensa Civil y el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas. La mayoría estaba en San Joaquín y San Ignacio. También en Trinidad. 2.200 familias vivieron en las calles. Hace una semana evaluaron la situación y concluyeron que en Trinidad solo 7 familias permanecen en campamentos y 32 en Guayaramerín y San Joaquín.
Roxana Paciquiña Isita, refugiada en el campamento 27 de Mayo, rememoró, antes de retornar a su casa en Villa Marín, en Trinidad, el día de la catástrofe: con hijos que tiritaban de miedo esperaron hasta el último momento para decidir dejar la casa. El agua llegó primero a los vecinos de abajo, teníamos la esperanza de que no se acerque a nosotros, pero nada… nos mandaron camiones para salir. Ayudaron los funcionarios, la Alcaldía y los soldaditos que salvaron algunas cosas.
“El agua subió medio metro en la parte de adelante de la casa y en la parte de atrás un metro y medio, casi hasta el cuello nos llegaba”, relata.
En los tres bloques del campamento 27 de Mayo fueron albergadas 600 personas: 234 de Villa Marín, 158 de Juan Ignacio Muyba y 189 de El Recreo.
PROBLEMAS El Gobierno implementó el Plan Patujú y la Gobernación su propio plan de reconstrucción.
Philips está consciente que la reconstrucción no será rápida. Hasta ahora ninguna casa fue levantada porque los requisitos exigidos en el Plan Patujú son muchos: deben demostrar documentación de la casa, de los bienes perdidos “y eso es complicado”.
GANADO El Plan Patujú también contempla el repoblamiento de ganado.
Este sector tuvo pérdidas que ascienden a 290 mil cabezas, con más de 220 millones de dólares, dijo a Erbol, Mario Hurtado, presidente de la Federación de Ganaderos del Beni, Fegabeni.
Calcula que cuando terminen de bajar las aguas en 45 días, las pérdidas duplicarán. Fegabeni firmó un acuerdo para afrontar las pérdidas. El Gobierno dará un fideicomiso de 30 millones de dólares para el repoblamiento de ganado.
¿POR QUÉ BENI? La estructura de la población del Beni es complicada porque el 80 por ciento de los poblados vive en riberas de los ríos, de manera que cualquier desborde afecta directamente a los asentamientos cercanos. El 70 por ciento de toda el agua que atraviesa Bolivia, está en este departamento.
Además, todos los pueblos del Beni “están amargamente desprotegidos porque las circunvalaciones que rodean a las poblaciones son bajas y débiles. El agua desborda con facilidad. Otros poblados simplemente no tienen” señala el director del COE departamental.
Según informe del Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología, Senamhi, entre enero y febrero se marcó un índice histórico de lluvias, que fueron la causa principal de las inundaciones en Beni y La Paz. Los ríos Beni y Mamoré colapsaron porque tuvieron que trasladar grandes masas de agua que bajaron desde el occidente del país y los llanos orientales.
Solo en el área rural del municipio de Rurrenabaque (límite La Paz-Beni) llovió 261 por ciento (866,6 mm) más de lo normal (330,8 mm o litros por metro cuadrado) en enero 2014 y en febrero, 189,7 por ciento (672,5 mm) más de lo normal (454,5 mm).
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