Basado en un estudio realizado por más de 15 años, Orlando Jarillo Taborga ha elaborado un proyecto, que contempla siete acciones concretas de corto, mediano y largo plazo, para prevenir las inundaciones en Beni.
Ante la falta de proyectos y atención a su propuesta por parte del Gobierno, el suboficial de la Armada Boliviana en retiro dio a conocer a EL DIARIO, parte de este proyecto que incluye siete etapas.
La “Recuperación del antiguo sistema hidráulico de control de caudales e inundaciones de la Amazonía boliviana”, como denominó Jarillo a su proyecto establece que una de las principales causas de las inundaciones en la época de lluvias en Beni, es la congestión del caudal de los ríos Beni, Maniqui y Sécure.
Al volumen de agua de estos tres ríos también se debe tomar en cuenta el incremento de aguas que hace el Mamoré, que capta el torrentes de los varios ríos de la serranía de Cochabamba y Santa Cruz.
“Esto hace que el Mamoré empiece a desbordarse, pero a este problema va y se suma las aguas del río Iténez, que por la dirección (casi perpendicular) llega a chocar con el caudal del Mamoré, entonces cuando se satura, con aguas del Mato Grosso, se produce un dique natural que le impide al Mamoré drenar sus aguas”, explica Jarillo señalando las gráficas.
La consecuencia de este congestionamiento, producido por los cinco ríos, es la inundación en una gran área que abarca las provincias de Vaca Diez, Yacuma, Mamore y Cercado, donde se encuentra su capital Trinidad.
ANTIGUA SOLUCIÓN
Jarillo, para llegar a estas conclusiones hace referencia a un relato histórico basado también en relatos bíblicos, pero que merecen otra publicación, sin embargo, detalla la existencia de un antiguo sistema de represas, que impedían la acumulación del agua.
De manera concreta, la propuesta de Jarillo es la “construcción” de una vía alterna de drenaje, conocida hoy como el río Tapado, que fue vinculándolo a partir del río Maniqui, siguiendo, en paralelo, el caudal del Mamoré, que desemboca en el lugar llamado Siete Islas, a escasa distancia ,en la parte superior de Guayaramerín.
Al mismo tiempo, fue vinculado al río Yata y al caudal del Caimanes que también vincula al río Yata y este se descarga a poca distancia, por debajo de Guayaramerín.
Este antiguo sistema, de acuerdo a esta teoría, fue acondicionado con terraplenes y canales que frenaban y direccionaban las aguas de rebalse a esta vía alterna actualmente en desuso.
“Es evidente que para recuperar la funcionalidad del antiguo sistema hidráulico de control de caudales e inundaciones de la Amazonía boliviana se requiere realizar la conformación de un sólido equipo de estudio de gabinete y de campo, para consolidar la identificación de los trabajos a realizar, pero al menos este debe seguir el siguiente orden”, recomienda Jarillo y a continuación detalla las siete etapas de su proyecto.
Primer trabajo: construir un canal de 21.56 kilómetros (km) de largo que vincule el río Sécure a su antiguo cauce, conectándolo al río Plantota-Tayota y Mamoré. El mismo que “imprudentemente” fue desviado el año 1996 al río Tijamuchí.
Segundo trabajo: construir un canal de 18.83 kilómetros (km) de largo, que vincule el río Tapado con el río Yata.
Tercer trabajo: rehabilitar el río Tapado, cuyo proceso tiene tres fases. La primera es la construcción de un canal de 5.42 km de largo, que vincule el río Tapado con el río San Miguel.
En su segunda fase, la apertura de canal de 54.32 km de largo, que vincule el río San Miguel con el río Mercedes y por último, la tercera fase, la construcción de un canal de 20.13 km de largo, que vincule el rio Mercedes con el arroyo Santa Cruz. Ambos ríos formaban parte del rio Tapado, pero quedaron en desuso, razón por la que en la actualidad no cumple su función de drenaje en paralelo al río Mamoré.
Cuarto trabajo: construcción de un canal de 70.89 Km de largo que vincule el río Tapado con el río Caimanes, el que a su vez se encuentra vinculado al río Yata.
Quinto trabajo: Rehabilitar los canales de drenajes del río Mamoré y sus pequeños afluentes, que conecten hacia el río artificial del Tapado y sus nuevas conexiones rehabilitadas.
Sexto Trabajo: construir un canal de 94.6 Km, que vincule Maniqui con el río Tapado. Tramo, hoy en día, obstruido a partir del sector de la Palizada, razón quizás por la que volvió a su antiguo cauce el río Rapúlo, aunque no realiza un buen drenaje del sector.
Séptimo trabajo: habilitar los canales de drenaje de la provincia Iténez y Mamoré a partir del río Sam Pablo Habilitar el canal que vincula el río San Pablo, con el río San Juan – río Ibare. Habilitar el canal de Ipurupuru, para vincularlo con el río Mamoré. Habilitando estos canales se evita las inundaciones de las provincias antes mencionadas.
“Si se logra consolidar los nueve puntos propuestos, estoy plenamente convencido que se erradicará en un 95% las inundaciones que en la actualidad afectan a la Amazonía boliviana”, asegura Jarillo.
Más allá de ser factibles y correctos los planteamiento de esta propuesta, Jarillo afirma que esto evidencia cómo los temas de coyuntura relegan la ejecución de políticas de prevención, no solo del Ministerio de Defensa, sino también por parte de las autoridades municipales y departamentales, más aún estos días previos a las elecciones generales.
DATOS PERSONALES
El suboficial de la Armada de Bolivia, en retiro, Orlando Jarillo Taborga, es investigador e historiador. Nació en San Joaquín, Beni – Bolivia.
Entre sus trabajos figura como fundador de la revista “Agua Dulce” editada el 2000 y es autor de los libros Inéditos, “Héroes olvidados”, “El Dr. Calucha y la fiebre hemorrágica en Bolivia”, “San Joaquín y su Historia”, “Las aventuras de Candy”, “La creación”, “El continente Americano y la cultura cainiana”, además de “Lengua Joaquiniano-Baures”.
“Creo sinceramente en el Dios Padre, nuestro Divino Creador, por quien estamos hoy en esta vida”, afirma Jarillo.
Inundaciones, deslizamientos, incendios, todos los desastres al pais castigado por Dios
Saturday, September 27, 2014
Monday, September 22, 2014
GUANAY YA AFRONTA POSIBLES INUNDACIONES
Algunas comundades decidieron iniciar acciones de reforestación.
A poco de haberse recuperado de las inundaciones, la población de Guanay se alista para la época de lluvias. La gente asegura que este tipo de eventos no se veían en el pasado y temen que empeoren y les sigan afectando, por ello iniciaron acciones y se capacitan para afrontarlos.
Caminos intransitables, plantaciones dañadas y decenas de familias afectadas fue el saldo de las intensas lluvias de los primeros meses del 2014, las que provocaron el desborde de los ríos y la inundación de la ciudad de Guanay y, particularmente, de las comunidades que se hallan asentadas en las orillas.
los cambios. "Hace 20 años que vivo aquí pero no he visto una inundación similar, el tiempo ya no es como antes, ahora la naturaleza está desprogramada", afirma Ramiro López, comunario de Taniplaya. Wilmer Cartagena de la comunidad Polopata cuenta también que él vive en el lugar desde hace 30 años, y "no había este tipo de cosas (inundaciones)".
Los daños causados por las lluvias afectaron tanto los sembradíos como las viviendas. "Fue terrible, todo se dañó, los cultivos y sembradíos de arroz, plátanos y porotos, además se derrumbaron las casas. Tenemos que empezar de cero", relata David Luque Salazar de la comunidad de San José de Pelera, situación similar a la ocurrida en la comunidad de Carura, localizada a una hora de la ciudad de Guanay, donde Jerilda Argandoña Chongo destaca que a la crecida de los ríos se sumó el desvío de arroyos que causó grandes daños en plantaciones de achihuete y cítricos.
Ante este panorama, el gobierno municipal de Guanay tomó acciones para reducir los efectos de la época de lluvias.
Su alcalde, Demetrio Copa, explicó que para ello se conformó el Comité de Operaciones de Emergencia (COE). "Además se está trabajando en el engavionado en el río, para lo cual se cuenta con un presupuesto de 13 millones de bolivianos, esperamos con ello dar seguridad al pueblo", afirma la autoridad.
El apoyo. La alta vulnerabilidad del municipio llevó a Pastoral Social Caritas Boliviana (PSCB), con el apoyo de Caritas Luxemburgo, a desarrollar el proyecto "Reducción del riesgo local de desastres en comunidades de Guanay", que desde hace un año busca que la comunidad identifique los elementos vulnerables a la inundación para que pueda reducir el grado de fragilidad y exposición de sus medios de vida, además de fortalecer los marcos de gobernanza para mejorar la gestión de riesgo de desastres e implementar microproyectos.
Entre las acciones que forman parte del proyecto están los talleres de diagnóstico social comunitario con la metodología (MECOM), análisis de los roles sociales, económicos, productivos y la gestión del ecosistema del municipio, los marcos conceptual y legal de la Gestión de Riesgos, elaboración de una Programación Operativa Anual (POA) y primeros auxilios.
Como producto de las mismas, ahora el municipio cuenta con cinco Comités Locales de Emergencias y una Unidad de Gestión de Riesgos (UGR), a lo que se suma la conciencia para trabajar en la gestión de los riesgos de desastres, tanto a nivel municipal como comunitario.
"Se está trabajando en la prevención y la gestión de riesgos, además las capacitaciones son importantes y se las efectúa con fuerza, sin olvidar la necesidad de contar con el sistema de alerta temprana, que es muy necesario”, señala el Alcalde.
Acciones. Como parte de este proceso de concienciación de la gente, la comunidad San José de Pelera tomó la iniciativa de reforestar con mara, huasicucho, toco y teca las cercanías de uno de los arroyos porque representan una amenaza para la población en la época de lluvias.
“Tenemos que buscar otra forma de recuperar lo perdido. Las alternativas pueden ser no deforestar el bosque y no quemar, porque si se lo hace el suelo ya no agarra, entonces con la lluvia se derrumba y perdemos grandes extensiones de terrenos. Para ello toda la comunidad debe ayudar a cuidar lo que nos queda”, afirma Wensel Maroma Vargas de la comunidad de Polopata.
11718 habitantes tiene el municipio de Guanay después que se separaran de él los ahora municipios de Teoponte
SE REALIZÓ UN DIAGNÓSTICO Y SE PLANTEARON MEDIDAS DE AFRONTAMIENTO. LAS LLUVIAS SUELEN PROVOCAR DAÑOS A LAS PARCELAS, PRINCIPALMENTE POR LA MAZAMORRA, ARRASTRE DE SUPERFICIES CULTIVABLES Y CON CULTIVOS, DERRUMBES EN LOS CAMINOS QUE IMPOSIBILITA EL TRASLADO DE LA PRODUCCIÓN A LOS CENTRO DE VENTA QUE REDUNDA EN EL CORTE DE INGRESOS PARA LAS FAMILIAS. .
EXISTEN LIMITACIONES. EN EL CASO PARTICULAR DE LAS COMUNIDADES TANI PLAYA, NUEVOS HORIZONTES, PELERA, CARURA Y POLOPATA LAS ACCIONES SE CIRCUNSCRIBIERON A SOLICITAR AYUDA AL GOBIERNO MUNICIPAL, PERO CON LA LIMITACIÓN DE NO CONTAR CON UN CRITERIO O HERRAMIENTAS PARA EL RELEVAMIENTO DE INFORMACIÓN SOBRE DESASTRES.
Los pobladores de la comunidad chavarría pidieron a la alcal´dia de guanay, invertir parte del presupuesto en la adquisición de motos y botes para trasladar a los 27 alumnos del Colegio Nacional de Guanay, ya que caminan o usan barcazas inseguras.
CURSOS PARA RESPONDER A EMERGENCIAS. Para mejorar las capacidades de respuesta ante emergencias y desastres Caritas Boliviana capacitó en primeros auxilios a los conscriptos de la Capitanía de Puerto Menor, estudiantes miembros de la Brigada Juvenil Medioambiental, pertenecientes a las unidades educativas Carlos Crespo y Nacional Guanay y sus respectivos docentes, Asociación de Mecánicos, personal del Gobierno Autónomo Municipal de Guanay y a pobladores de dos comunidades.
Según esta institución está pendiente la realización de una segunda etapa con el fin de ahondar en sus capacidades.
A poco de haberse recuperado de las inundaciones, la población de Guanay se alista para la época de lluvias. La gente asegura que este tipo de eventos no se veían en el pasado y temen que empeoren y les sigan afectando, por ello iniciaron acciones y se capacitan para afrontarlos.
Caminos intransitables, plantaciones dañadas y decenas de familias afectadas fue el saldo de las intensas lluvias de los primeros meses del 2014, las que provocaron el desborde de los ríos y la inundación de la ciudad de Guanay y, particularmente, de las comunidades que se hallan asentadas en las orillas.
los cambios. "Hace 20 años que vivo aquí pero no he visto una inundación similar, el tiempo ya no es como antes, ahora la naturaleza está desprogramada", afirma Ramiro López, comunario de Taniplaya. Wilmer Cartagena de la comunidad Polopata cuenta también que él vive en el lugar desde hace 30 años, y "no había este tipo de cosas (inundaciones)".
Los daños causados por las lluvias afectaron tanto los sembradíos como las viviendas. "Fue terrible, todo se dañó, los cultivos y sembradíos de arroz, plátanos y porotos, además se derrumbaron las casas. Tenemos que empezar de cero", relata David Luque Salazar de la comunidad de San José de Pelera, situación similar a la ocurrida en la comunidad de Carura, localizada a una hora de la ciudad de Guanay, donde Jerilda Argandoña Chongo destaca que a la crecida de los ríos se sumó el desvío de arroyos que causó grandes daños en plantaciones de achihuete y cítricos.
Ante este panorama, el gobierno municipal de Guanay tomó acciones para reducir los efectos de la época de lluvias.
Su alcalde, Demetrio Copa, explicó que para ello se conformó el Comité de Operaciones de Emergencia (COE). "Además se está trabajando en el engavionado en el río, para lo cual se cuenta con un presupuesto de 13 millones de bolivianos, esperamos con ello dar seguridad al pueblo", afirma la autoridad.
El apoyo. La alta vulnerabilidad del municipio llevó a Pastoral Social Caritas Boliviana (PSCB), con el apoyo de Caritas Luxemburgo, a desarrollar el proyecto "Reducción del riesgo local de desastres en comunidades de Guanay", que desde hace un año busca que la comunidad identifique los elementos vulnerables a la inundación para que pueda reducir el grado de fragilidad y exposición de sus medios de vida, además de fortalecer los marcos de gobernanza para mejorar la gestión de riesgo de desastres e implementar microproyectos.
Entre las acciones que forman parte del proyecto están los talleres de diagnóstico social comunitario con la metodología (MECOM), análisis de los roles sociales, económicos, productivos y la gestión del ecosistema del municipio, los marcos conceptual y legal de la Gestión de Riesgos, elaboración de una Programación Operativa Anual (POA) y primeros auxilios.
Como producto de las mismas, ahora el municipio cuenta con cinco Comités Locales de Emergencias y una Unidad de Gestión de Riesgos (UGR), a lo que se suma la conciencia para trabajar en la gestión de los riesgos de desastres, tanto a nivel municipal como comunitario.
"Se está trabajando en la prevención y la gestión de riesgos, además las capacitaciones son importantes y se las efectúa con fuerza, sin olvidar la necesidad de contar con el sistema de alerta temprana, que es muy necesario”, señala el Alcalde.
Acciones. Como parte de este proceso de concienciación de la gente, la comunidad San José de Pelera tomó la iniciativa de reforestar con mara, huasicucho, toco y teca las cercanías de uno de los arroyos porque representan una amenaza para la población en la época de lluvias.
“Tenemos que buscar otra forma de recuperar lo perdido. Las alternativas pueden ser no deforestar el bosque y no quemar, porque si se lo hace el suelo ya no agarra, entonces con la lluvia se derrumba y perdemos grandes extensiones de terrenos. Para ello toda la comunidad debe ayudar a cuidar lo que nos queda”, afirma Wensel Maroma Vargas de la comunidad de Polopata.
11718 habitantes tiene el municipio de Guanay después que se separaran de él los ahora municipios de Teoponte
SE REALIZÓ UN DIAGNÓSTICO Y SE PLANTEARON MEDIDAS DE AFRONTAMIENTO. LAS LLUVIAS SUELEN PROVOCAR DAÑOS A LAS PARCELAS, PRINCIPALMENTE POR LA MAZAMORRA, ARRASTRE DE SUPERFICIES CULTIVABLES Y CON CULTIVOS, DERRUMBES EN LOS CAMINOS QUE IMPOSIBILITA EL TRASLADO DE LA PRODUCCIÓN A LOS CENTRO DE VENTA QUE REDUNDA EN EL CORTE DE INGRESOS PARA LAS FAMILIAS. .
EXISTEN LIMITACIONES. EN EL CASO PARTICULAR DE LAS COMUNIDADES TANI PLAYA, NUEVOS HORIZONTES, PELERA, CARURA Y POLOPATA LAS ACCIONES SE CIRCUNSCRIBIERON A SOLICITAR AYUDA AL GOBIERNO MUNICIPAL, PERO CON LA LIMITACIÓN DE NO CONTAR CON UN CRITERIO O HERRAMIENTAS PARA EL RELEVAMIENTO DE INFORMACIÓN SOBRE DESASTRES.
Los pobladores de la comunidad chavarría pidieron a la alcal´dia de guanay, invertir parte del presupuesto en la adquisición de motos y botes para trasladar a los 27 alumnos del Colegio Nacional de Guanay, ya que caminan o usan barcazas inseguras.
CURSOS PARA RESPONDER A EMERGENCIAS. Para mejorar las capacidades de respuesta ante emergencias y desastres Caritas Boliviana capacitó en primeros auxilios a los conscriptos de la Capitanía de Puerto Menor, estudiantes miembros de la Brigada Juvenil Medioambiental, pertenecientes a las unidades educativas Carlos Crespo y Nacional Guanay y sus respectivos docentes, Asociación de Mecánicos, personal del Gobierno Autónomo Municipal de Guanay y a pobladores de dos comunidades.
Según esta institución está pendiente la realización de una segunda etapa con el fin de ahondar en sus capacidades.
Friday, September 5, 2014
Tormenta eléctrica destruye 45 casas y mata animales en Lagunillas
Escenas de pánico han vivido varias familias guaraníes del municipio de Lagunillas cuando una tormenta eléctrica, con granizo y vientos huracanados hizo volar por el aire los techos de al menos 45 casas y mató gallinas, chivos y cerdos.
"La lluvia sorprendió a los pobladores de esta localidad el miércoles por la noche y no solo destruyó las casas, sino que inutilizó el camino de acceso por la caída de los árboles", dijo a Erbol Elafio Morón, concejal de Lagunillas. La autoridad edil relató que la posta sanitaria también ha quedado sin techo.
“Hubo tormenta, lluvia, granizada y arrasó con los techos de las 45 familias que vivimos ahí. Todos los techos están abajo. Hubo mortandad de animales gallinas chivos y chanchos”, señaló Morón, al informar que ya se está trabajando con Defensa Civil del Gobierno nacional, para reparar los daños y auxiliar a las familias afectadas.
"La lluvia sorprendió a los pobladores de esta localidad el miércoles por la noche y no solo destruyó las casas, sino que inutilizó el camino de acceso por la caída de los árboles", dijo a Erbol Elafio Morón, concejal de Lagunillas. La autoridad edil relató que la posta sanitaria también ha quedado sin techo.
“Hubo tormenta, lluvia, granizada y arrasó con los techos de las 45 familias que vivimos ahí. Todos los techos están abajo. Hubo mortandad de animales gallinas chivos y chanchos”, señaló Morón, al informar que ya se está trabajando con Defensa Civil del Gobierno nacional, para reparar los daños y auxiliar a las familias afectadas.
Piden a municipios cafetaleros declarar desastre productivo
En el marco del Primer Festival Cafetalero de La Paz, productores y autoridades departamentales pidieron a los 19 municipios cafetaleros declarar los cultivos, como zonas de desastre productivo, con el fin de gestionar recursos económicos para el control de plagas y el cambio de plantas en los sectores afectados del departamento que hasta la fecha llegan al 70% de las 62 mil hectáreas de cultivos de dicho grano.
“Es necesario el declarar estas regiones, sobre todo en Caranavi la capital cafetalera, como zonas de desastre productivo, ya que en los últimos años se ha visto una gran baja de la producción, que se ha agravado por los desastres naturales que han incrementado las plagas que están dañando toda la plantación y empieza a propagarse, necesitamos hacer campañas de fumigación de poda y, en muchos casos, cambiar las plantas, lo que significa una gran cantidad de inversión”, manifestó el presidente de la Federación de Caficultores Exportadores de Bolivia (Fecafeb), Eugenio Villca.
Para los productores la declaración de zonas de desastre productivo significaría una inversión de más de tres millones de bolivianos para el control de la situación. En este marco se tiene previsto campañas de fumigación y de prevención en las plantaciones que no fueron afectadas aún, medidas que no han podido ser iniciadas, por la falta de recursos económicos para realizarlas en gran magnitud, abarcando tanto Nor como Sud Yungas.
Asimismo, según estudios técnicos del Servicio Departamental Agrario (Sedag), en muchos de los casos ya no se puede continuar la producción con las plantas actuales, porque están muy dañadas o tienen mucho tiempo de vida, por lo que recomiendan la renovación de los cafetales, medida que debe ser implementada de manera gradual, ya que después del cambio se tardaría hasta tres años para que los nuevos cafetales comiencen a producir.
“Es necesario que las plantaciones sean renovadas, pero debe hacerse de manera paulatina y bajo un manejo integral de la situación, debe desarrollarse toda una estrategia agronómica para llevar el proceso con total éxito y no tengamos problemas de que las nuevas plantas se contagien de las plagas”, manifestó el técnico del Sedag, Reynaldo Rocha.
En este sentido el profesional, manifestó que sólo se espera que las cosechas terminen para comenzar con un fumigado completamente natural de toda la región, por el estatus de producción orgánica que tienen los yungas y el norte paceño, para luego pensar en el mejoramiento mecánico de las parcelas, tanto del suelo como en el proceso de poda. Sin embargo Rocha, señaló que de no tener buena respuesta a estas primeras acciones no se descarta el acudir a tratamientos químicos extremos que deben ser naturales para evitar daños ambientales.
De la misma forma, el presidente de Coaini Limitada, Mario Condori manifestó que el cambio de plantaciones no sólo es necesario por las plagas, sino porque muchas de las plantaciones tienen desde 20 hasta 30 años de antigüedad, sin que en todo ese tiempo se haya dado algún apoyo para la renovación de los cafetales, a lo que se suma que la tierra, según los resultados de las nuevas plantaciones, ya se encuentra cansada por lo que se debe pensar en el desmonte de nuevos terrenos.
“Existen terrenos vírgenes, pero no en gran cantidad además que son alejados, necesitamos técnicos y expertos que nos ayuden a buscar nuevos lugares, a fertilizar la tierra ya cansada y hacer un buen manejo del suelo, porque desmontar sin saber cómo sólo va a desgastar la tierra sin darnos beneficios a largo plazo, debemos buscar la producción sostenible”, manifestó Condori.
Por su parte, desde la gobernación paceña, se indicó que es necesario que el Gobierno y el Concejo municipal declaren la región como zona de desastre para poder destinar recursos extraordinarios para salvar la “catástrofe en la que se ha convertido la pérdida del 70 por ciento de la producción”, que de no atenderse podría terminar en un gran problema productivo, como el ocurrido con la producción de cacao hace algunos años y que hasta la fecha no pudo ser superado.
Sin embargo, el dejar esta medida sólo a las autoridades municipales, es una situación que preocupa a los productores ya que hasta el momento, no se pronunciaron al respecto ni participaron del encuentro de cafetaleros de La Paz que representan el 96% de la producción de este producto en toda Bolivia.
“Es necesario el declarar estas regiones, sobre todo en Caranavi la capital cafetalera, como zonas de desastre productivo, ya que en los últimos años se ha visto una gran baja de la producción, que se ha agravado por los desastres naturales que han incrementado las plagas que están dañando toda la plantación y empieza a propagarse, necesitamos hacer campañas de fumigación de poda y, en muchos casos, cambiar las plantas, lo que significa una gran cantidad de inversión”, manifestó el presidente de la Federación de Caficultores Exportadores de Bolivia (Fecafeb), Eugenio Villca.
Para los productores la declaración de zonas de desastre productivo significaría una inversión de más de tres millones de bolivianos para el control de la situación. En este marco se tiene previsto campañas de fumigación y de prevención en las plantaciones que no fueron afectadas aún, medidas que no han podido ser iniciadas, por la falta de recursos económicos para realizarlas en gran magnitud, abarcando tanto Nor como Sud Yungas.
Asimismo, según estudios técnicos del Servicio Departamental Agrario (Sedag), en muchos de los casos ya no se puede continuar la producción con las plantas actuales, porque están muy dañadas o tienen mucho tiempo de vida, por lo que recomiendan la renovación de los cafetales, medida que debe ser implementada de manera gradual, ya que después del cambio se tardaría hasta tres años para que los nuevos cafetales comiencen a producir.
“Es necesario que las plantaciones sean renovadas, pero debe hacerse de manera paulatina y bajo un manejo integral de la situación, debe desarrollarse toda una estrategia agronómica para llevar el proceso con total éxito y no tengamos problemas de que las nuevas plantas se contagien de las plagas”, manifestó el técnico del Sedag, Reynaldo Rocha.
En este sentido el profesional, manifestó que sólo se espera que las cosechas terminen para comenzar con un fumigado completamente natural de toda la región, por el estatus de producción orgánica que tienen los yungas y el norte paceño, para luego pensar en el mejoramiento mecánico de las parcelas, tanto del suelo como en el proceso de poda. Sin embargo Rocha, señaló que de no tener buena respuesta a estas primeras acciones no se descarta el acudir a tratamientos químicos extremos que deben ser naturales para evitar daños ambientales.
De la misma forma, el presidente de Coaini Limitada, Mario Condori manifestó que el cambio de plantaciones no sólo es necesario por las plagas, sino porque muchas de las plantaciones tienen desde 20 hasta 30 años de antigüedad, sin que en todo ese tiempo se haya dado algún apoyo para la renovación de los cafetales, a lo que se suma que la tierra, según los resultados de las nuevas plantaciones, ya se encuentra cansada por lo que se debe pensar en el desmonte de nuevos terrenos.
“Existen terrenos vírgenes, pero no en gran cantidad además que son alejados, necesitamos técnicos y expertos que nos ayuden a buscar nuevos lugares, a fertilizar la tierra ya cansada y hacer un buen manejo del suelo, porque desmontar sin saber cómo sólo va a desgastar la tierra sin darnos beneficios a largo plazo, debemos buscar la producción sostenible”, manifestó Condori.
Por su parte, desde la gobernación paceña, se indicó que es necesario que el Gobierno y el Concejo municipal declaren la región como zona de desastre para poder destinar recursos extraordinarios para salvar la “catástrofe en la que se ha convertido la pérdida del 70 por ciento de la producción”, que de no atenderse podría terminar en un gran problema productivo, como el ocurrido con la producción de cacao hace algunos años y que hasta la fecha no pudo ser superado.
Sin embargo, el dejar esta medida sólo a las autoridades municipales, es una situación que preocupa a los productores ya que hasta el momento, no se pronunciaron al respecto ni participaron del encuentro de cafetaleros de La Paz que representan el 96% de la producción de este producto en toda Bolivia.
Thursday, September 4, 2014
Comunidad Muñecas aún espera ayuda por desastres naturales
A siete meses de los desastres naturales que afectaron los Yungas y el norte del departamento paceño, la Comunidad Muñecas del municipio de Caranavi, aún no ha recibido ningún tipo de ayuda para la reconstrucción de las 35 casas que fueron sepultadas, tras un deslizamiento que afecto al menos cinco hectáreas de las 10 que eran utilizadas para la producción en la región. Los comunarios del lugar, manifestaron su preocupación, pues toda la región presenta grietas que podrían generar nuevos derrumbes en las próximas lluvias.
“Toda esta región era poblada, todo ha desaparecido, estamos sufriendo, pero no nos ayudan. Desde febrero no tenemos respuesta de las autoridades, a pesar de insistir todas las semanas, incluso los mismos pobladores hemos tenido que habilitar los caminos. Tras las lluvias el terreno se ha hundido por las filtraciones de agua y otro tanto se ha deslizado, sepultando todo un sector del pueblo”, manifestó el presidente del Comité de Riesgos y Desastres de la Comunidad Muñecas, Cirilo Yanarico.
Tras las persistentes lluvias, a inicios de esta gestión, en febrero, varios lugares de la comunidad Muñecas, ubicada a 20 kilómetros de Caranavi, fueron presentando grietas y hundimientos que desembocaron en un deslizamiento que sepultó 35 viviendas de la población, de donde no se pudo recuperar ningún bien material por el difícil acceso, dejando a las familias afectadas sin ningún tipo de protección.
No sólo las viviendas fueron afectadas, ya que de las 10 hectáreas destinadas a la producción en esta población, cinco desaparecieron tras el deslizamiento, que se llevó consigo cultivos de cítricos, cafetales y frutales. A pesar de las promesas de la Gobernación paceña de reactivar la actividad productiva en todos los sitios afectados, los centros agropecuarios no fueron repuestos, por falta de gestión de las autoridades municipales de Caranavi.
“Hemos acudido a todas las instancias posibles, la Alcaldía de Caranavi nos indica que nos mandarán inspectores, para corroborar y atender los daños, sin embargo no fueron tomados en cuenta dentro de los planes de contingencia”, expresó Yanarico.
Sin embargo, con el fin de corroborar que esta lista haya sido presentada, una comisión de la comunidad se hizo presente en las oficinas de Defensa Civil, donde les indicaron que ellos no contaban con ningún registro de los daños ocurridos en su sector, por lo que no podían ayudarlos.
Al momento, la zona aún presenta grietas y corre un inminente peligro de seguir cediendo sin que las autoridades departamentales, ni municipales hagan algo al respecto, ya que hasta los precarios caminos con los que contaban para sacar su producción, quedaron en mal estado y tuvieron que ser rehabilitados con el trabajo de los mismos comunarios, quienes al no contar con maquinaria para esta labor, trabajaron con sus propias manos para abrir las vías de acceso al sector.
“Todo el trabajo lo hemos hecho nosotros, los afectados aún viven en los terrenos de la escuela, donde se ha improvisado pequeñas viviendas y lo que más nos preocupa es que en dos a tres, meses las lluvias volverán y el sector se encuentra desprotegido”, expresó Yanarico.
Lastimosamente, así como no llegó ayuda inmediata en el momento del desastre, tampoco se cuenta con un apoyo post emergencia, siendo que las viviendas no han sido respuestas tal como se prometió desde la Dirección de Alerta Temprana de la Gobernación paceña, ni se les ha dotado de semillas o plantines, para reactivación productiva, que de ser entregados tardaría alrededor de 7 a 10 años en volver a producir, ya que la tierra, según los comunarios, después del desastre no volvió a ser la misma.
“En el lugar, hemos intentado plantar verduras, pero ya no crece nada, las plantas se mueren y los pocos cultivos que han quedado han comenzado a enfermarse, les han entrado plagas y enfermedades que se están extendiendo”, finalizó Yanarico.
DATOS
- El 22 de febrero pasado el departamento de La Paz fue declarado en “emergencia” a causa de las inundaciones y desbordes de ríos que dejaron como saldo 17 provincias, 22 municipios y 5500 familias afectadas.
- Las lluvias y deslizamientos también afectaron los tramos camineros, los mismos que quedaron intransitables y se reportó la pérdida de cosechas en varios municipios del norte paceño.
“Toda esta región era poblada, todo ha desaparecido, estamos sufriendo, pero no nos ayudan. Desde febrero no tenemos respuesta de las autoridades, a pesar de insistir todas las semanas, incluso los mismos pobladores hemos tenido que habilitar los caminos. Tras las lluvias el terreno se ha hundido por las filtraciones de agua y otro tanto se ha deslizado, sepultando todo un sector del pueblo”, manifestó el presidente del Comité de Riesgos y Desastres de la Comunidad Muñecas, Cirilo Yanarico.
Tras las persistentes lluvias, a inicios de esta gestión, en febrero, varios lugares de la comunidad Muñecas, ubicada a 20 kilómetros de Caranavi, fueron presentando grietas y hundimientos que desembocaron en un deslizamiento que sepultó 35 viviendas de la población, de donde no se pudo recuperar ningún bien material por el difícil acceso, dejando a las familias afectadas sin ningún tipo de protección.
No sólo las viviendas fueron afectadas, ya que de las 10 hectáreas destinadas a la producción en esta población, cinco desaparecieron tras el deslizamiento, que se llevó consigo cultivos de cítricos, cafetales y frutales. A pesar de las promesas de la Gobernación paceña de reactivar la actividad productiva en todos los sitios afectados, los centros agropecuarios no fueron repuestos, por falta de gestión de las autoridades municipales de Caranavi.
“Hemos acudido a todas las instancias posibles, la Alcaldía de Caranavi nos indica que nos mandarán inspectores, para corroborar y atender los daños, sin embargo no fueron tomados en cuenta dentro de los planes de contingencia”, expresó Yanarico.
Sin embargo, con el fin de corroborar que esta lista haya sido presentada, una comisión de la comunidad se hizo presente en las oficinas de Defensa Civil, donde les indicaron que ellos no contaban con ningún registro de los daños ocurridos en su sector, por lo que no podían ayudarlos.
Al momento, la zona aún presenta grietas y corre un inminente peligro de seguir cediendo sin que las autoridades departamentales, ni municipales hagan algo al respecto, ya que hasta los precarios caminos con los que contaban para sacar su producción, quedaron en mal estado y tuvieron que ser rehabilitados con el trabajo de los mismos comunarios, quienes al no contar con maquinaria para esta labor, trabajaron con sus propias manos para abrir las vías de acceso al sector.
“Todo el trabajo lo hemos hecho nosotros, los afectados aún viven en los terrenos de la escuela, donde se ha improvisado pequeñas viviendas y lo que más nos preocupa es que en dos a tres, meses las lluvias volverán y el sector se encuentra desprotegido”, expresó Yanarico.
Lastimosamente, así como no llegó ayuda inmediata en el momento del desastre, tampoco se cuenta con un apoyo post emergencia, siendo que las viviendas no han sido respuestas tal como se prometió desde la Dirección de Alerta Temprana de la Gobernación paceña, ni se les ha dotado de semillas o plantines, para reactivación productiva, que de ser entregados tardaría alrededor de 7 a 10 años en volver a producir, ya que la tierra, según los comunarios, después del desastre no volvió a ser la misma.
“En el lugar, hemos intentado plantar verduras, pero ya no crece nada, las plantas se mueren y los pocos cultivos que han quedado han comenzado a enfermarse, les han entrado plagas y enfermedades que se están extendiendo”, finalizó Yanarico.
DATOS
- El 22 de febrero pasado el departamento de La Paz fue declarado en “emergencia” a causa de las inundaciones y desbordes de ríos que dejaron como saldo 17 provincias, 22 municipios y 5500 familias afectadas.
- Las lluvias y deslizamientos también afectaron los tramos camineros, los mismos que quedaron intransitables y se reportó la pérdida de cosechas en varios municipios del norte paceño.
Subscribe to:
Posts (Atom)