Basado en un estudio realizado por más de 15 años, Orlando Jarillo Taborga ha elaborado un proyecto, que contempla siete acciones concretas de corto, mediano y largo plazo, para prevenir las inundaciones en Beni.
Ante la falta de proyectos y atención a su propuesta por parte del Gobierno, el suboficial de la Armada Boliviana en retiro dio a conocer a EL DIARIO, parte de este proyecto que incluye siete etapas.
La “Recuperación del antiguo sistema hidráulico de control de caudales e inundaciones de la Amazonía boliviana”, como denominó Jarillo a su proyecto establece que una de las principales causas de las inundaciones en la época de lluvias en Beni, es la congestión del caudal de los ríos Beni, Maniqui y Sécure.
Al volumen de agua de estos tres ríos también se debe tomar en cuenta el incremento de aguas que hace el Mamoré, que capta el torrentes de los varios ríos de la serranía de Cochabamba y Santa Cruz.
“Esto hace que el Mamoré empiece a desbordarse, pero a este problema va y se suma las aguas del río Iténez, que por la dirección (casi perpendicular) llega a chocar con el caudal del Mamoré, entonces cuando se satura, con aguas del Mato Grosso, se produce un dique natural que le impide al Mamoré drenar sus aguas”, explica Jarillo señalando las gráficas.
La consecuencia de este congestionamiento, producido por los cinco ríos, es la inundación en una gran área que abarca las provincias de Vaca Diez, Yacuma, Mamore y Cercado, donde se encuentra su capital Trinidad.
ANTIGUA SOLUCIÓN
Jarillo, para llegar a estas conclusiones hace referencia a un relato histórico basado también en relatos bíblicos, pero que merecen otra publicación, sin embargo, detalla la existencia de un antiguo sistema de represas, que impedían la acumulación del agua.
De manera concreta, la propuesta de Jarillo es la “construcción” de una vía alterna de drenaje, conocida hoy como el río Tapado, que fue vinculándolo a partir del río Maniqui, siguiendo, en paralelo, el caudal del Mamoré, que desemboca en el lugar llamado Siete Islas, a escasa distancia ,en la parte superior de Guayaramerín.
Al mismo tiempo, fue vinculado al río Yata y al caudal del Caimanes que también vincula al río Yata y este se descarga a poca distancia, por debajo de Guayaramerín.
Este antiguo sistema, de acuerdo a esta teoría, fue acondicionado con terraplenes y canales que frenaban y direccionaban las aguas de rebalse a esta vía alterna actualmente en desuso.
“Es evidente que para recuperar la funcionalidad del antiguo sistema hidráulico de control de caudales e inundaciones de la Amazonía boliviana se requiere realizar la conformación de un sólido equipo de estudio de gabinete y de campo, para consolidar la identificación de los trabajos a realizar, pero al menos este debe seguir el siguiente orden”, recomienda Jarillo y a continuación detalla las siete etapas de su proyecto.
Primer trabajo: construir un canal de 21.56 kilómetros (km) de largo que vincule el río Sécure a su antiguo cauce, conectándolo al río Plantota-Tayota y Mamoré. El mismo que “imprudentemente” fue desviado el año 1996 al río Tijamuchí.
Segundo trabajo: construir un canal de 18.83 kilómetros (km) de largo, que vincule el río Tapado con el río Yata.
Tercer trabajo: rehabilitar el río Tapado, cuyo proceso tiene tres fases. La primera es la construcción de un canal de 5.42 km de largo, que vincule el río Tapado con el río San Miguel.
En su segunda fase, la apertura de canal de 54.32 km de largo, que vincule el río San Miguel con el río Mercedes y por último, la tercera fase, la construcción de un canal de 20.13 km de largo, que vincule el rio Mercedes con el arroyo Santa Cruz. Ambos ríos formaban parte del rio Tapado, pero quedaron en desuso, razón por la que en la actualidad no cumple su función de drenaje en paralelo al río Mamoré.
Cuarto trabajo: construcción de un canal de 70.89 Km de largo que vincule el río Tapado con el río Caimanes, el que a su vez se encuentra vinculado al río Yata.
Quinto trabajo: Rehabilitar los canales de drenajes del río Mamoré y sus pequeños afluentes, que conecten hacia el río artificial del Tapado y sus nuevas conexiones rehabilitadas.
Sexto Trabajo: construir un canal de 94.6 Km, que vincule Maniqui con el río Tapado. Tramo, hoy en día, obstruido a partir del sector de la Palizada, razón quizás por la que volvió a su antiguo cauce el río Rapúlo, aunque no realiza un buen drenaje del sector.
Séptimo trabajo: habilitar los canales de drenaje de la provincia Iténez y Mamoré a partir del río Sam Pablo Habilitar el canal que vincula el río San Pablo, con el río San Juan – río Ibare. Habilitar el canal de Ipurupuru, para vincularlo con el río Mamoré. Habilitando estos canales se evita las inundaciones de las provincias antes mencionadas.
“Si se logra consolidar los nueve puntos propuestos, estoy plenamente convencido que se erradicará en un 95% las inundaciones que en la actualidad afectan a la Amazonía boliviana”, asegura Jarillo.
Más allá de ser factibles y correctos los planteamiento de esta propuesta, Jarillo afirma que esto evidencia cómo los temas de coyuntura relegan la ejecución de políticas de prevención, no solo del Ministerio de Defensa, sino también por parte de las autoridades municipales y departamentales, más aún estos días previos a las elecciones generales.
DATOS PERSONALES
El suboficial de la Armada de Bolivia, en retiro, Orlando Jarillo Taborga, es investigador e historiador. Nació en San Joaquín, Beni – Bolivia.
Entre sus trabajos figura como fundador de la revista “Agua Dulce” editada el 2000 y es autor de los libros Inéditos, “Héroes olvidados”, “El Dr. Calucha y la fiebre hemorrágica en Bolivia”, “San Joaquín y su Historia”, “Las aventuras de Candy”, “La creación”, “El continente Americano y la cultura cainiana”, además de “Lengua Joaquiniano-Baures”.
“Creo sinceramente en el Dios Padre, nuestro Divino Creador, por quien estamos hoy en esta vida”, afirma Jarillo.
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