Thursday, November 12, 2015

Sucre Tormenta deja serios daños y revela la falta de planificación y previsión


AUXILIO 114

Anoche volvió a llover y el Retén de Emergencia ya había recibido dos llamadas de auxilio hasta el cierre de esta edición 00:15, aunque ninguna de relevancia.

La furia de la tormenta desplomó dos construcciones, anegó varias viviendas y arrastró las mercancías de decenas de comerciantes; como ocurre en situaciones similares, reveló que la ciudad no está preparada para soportar este tipo de emergencias debido a la mala planificación municipal y el incumplimiento de las normas de construcción por parte de los vecinos.

Dos familias del barrio Villa Rosario, zona de El Tejar, perdieron todas sus pertenencias tras el anegamiento y el colapso de sus viviendas provocados por el rebalse del agua en el embovedado construido sobre la quebrada Phisqu Jait’ana a la altura del restaurante Umajalanta.

“Cuando desperté, a eso de la 1:00, abrí la puerta de mi cuarto y el agua de golpe me empujó, todo se llenó y no había por dónde salir, apenas pude sacar a mis tres hijos y a mi esposa”, contó José Luis Sánchez.

Tras la pesadilla que le tocó vivir, José Luis con la ayuda de algunos vecinos intentó disminuir el agua para recuperar algunos de sus enseres, sin embargo, fue imposible debido a que al lado de la habitación, en la parte baja, donde se construía nuevos ambientes, se formó una laguna de unos cuatro metros de altura.

A causa de la humedad, la habitación construida con adobe y calamina que alquilaba la familia Sánchez Choque colapsó cerca de las 4:30 destruyendo las pertenencias.

“Nos hemos quedado sin nada, ni siquiera ropa para los niños”, lamentó Sánchez, padre de tres menores de 15, diez y cinco años.

Al lado, la familia Cuba también luchó para evitar que el agua que entraba con fuerza al patio de su casa inundara las habitaciones de la planta baja, sin embargo, ni siquiera pudo salvar la vida de uno de sus perros.

A esa misma hora, unos metros más arriba, la portera del mercado de Villa Rosario, Judith Saavedra, sufrió el peor susto de su vida.

“Vivo sola con mi perro. He visto cómo el agua rompía las puertas y se lo llevaba las cosas, el agua alcanzó casi un metro de altura”, contó la portera que salvó la vida subiéndose al mesón de una de las carnicerías.

Al frente del mercado, otras familias también resultaron afectadas, una de ellas, de seis miembros, perdió todos sus enseres tras el desplome de su habitación.

“Este desastre ha pasado por culpa de la Alcaldía, ese poteado no es suficiente, debería ser más grande”, protestó el vecino Ariel Ticona.

“Nos hemos sentido muy impotentes frente a la fuerza del agua, no podíamos hacer nada, veíamos que los vecinos estaban en conflictos igual que nosotros y hemos ayudado como hemos podido”, dijo por su parte la vecina María Esperanza.

En esos momentos de desesperación, los vecinos de una media docena de viviendas pidieron ayuda a todas las instancias; sin embargo, inicialmente no recibieron ninguna colaboración.

“Hemos pedido ayuda al cuartel (Regimiento II de Infantería Mariscal Sucre), lastimosamente nos han negado”, lamentó la vecina del campamento Ferroviario, María Peñaranda.

En la madrugada, tras atender los desastres en la zona de San Juanillo, el Retén de Emergencia de la Alcaldía desplazó maquinaria y personal y se quedó durante todo el día colaborando a los vecinos. Luego se sumaron otras instituciones como la Empresa Local de Agua Potable y Alcantarillado (ELAPAS) y el Servicio Departamental de Caminos (SEDCAM), entre otras.

También acudieron al lugar las autoridades municipales a la cabeza del alcalde en ejercicio, el concejal Vicente Medrano, y el gobernador Estaban Urquizu, quienes comprometieron ayuda a los damnificados.

“Hemos tenido un arduo trabajo, la más atareada de esta gestión, hemos recibido más de 120 llamadas de emergencia y se ha atendido en su mayoría. La zona más conflictiva ha sido el barrio Villa Rosario donde han colapsado dos casas, pero también ha habido problemas por el hospital Universitario, por ejemplo, el vuelco de un vehículo por la fuerza del agua y también el arrastre de dos vehículos en la avenida Circunvalación, en la quebrada de Quirpinchaca. Gracias a Dios no habido daños a personas”, evaluó responsable del Retén de Emergencia de la Alcaldía, Jaime Daza, al recomendar a la población que en caso de emergencia llame al 114.

La tormenta también se ensañó con los comerciantes de la zona del mercado Campesino, especialmente de aquellos asentados en la calle Nataniel Aguirre, cerca de la plazuela San Juanillo.

“Todo ha ocurrido en un instante y no ha dado tiempo a acomodar nada, la calle se ha convertido en un río completamente caudaloso y ha destrozado todas las casetas”, comentó el vecino José Luis Pedrazas.

SOLIDARIDAD
Ni bien se conoció sobre los efectos de la tormenta, Radio Global, comenzó una campaña de solidaridad a favor de las familias afectadas en Villa Rosario.

Con los aportes de los radioescuchas, durante el día, la emisora consiguió recaudar más de Bs 30.000 en efectivo, además recogió gran cantidad de ropa y víveres.

Por otro lado, las autoridades municipales entregaron vituallas a las familias afectadas y se reunieron con las vendedoras del mercado Villa Rosario para buscar soluciones inmediatas y a largo plazo.

Arquitecto: No se cumplen las normas

Las consecuencias de la tormenta en varios sectores de la ciudad, según el arquitecto y miembro de la Sociedad de Estudios Urbanos del Colegio de Arquitectos de Chuquisaca (CACH), Eduardo Gutiérrez, son el resultado de una mala planificación urbana y el incumplimiento de normas de construcción.

“La no conclusión, por ejemplo, del poteado en Villa Rosario tiene a la postre sus consecuencias, (poteos pluviales y aguas servidas), no olvidemos que la norma que para quebradas y torrenteras indica que desde el lugar de máxima crecida, se debe ‘dejar una franja de seguridad mínima de seis metros’ algo que no sucede en la realidad; y más aún que la misma norma indica, por ejemplo, en relación a la quebrada del Quirpinchaca 25 metros lineales a partir del eje, que tampoco se resolvió”, señaló Gutiérrez.

A ello, dijo que se suma la precariedad de las viviendas construidas con adobe, las cuales requieren de mantenimiento y cuidado continuo. También la falta de prevención ya que durante los últimos años, las instituciones sólo han tenido la capacidad de “atender urgencias y no emergencias”.

“Dentro del ámbito de la planificación, que no acabamos de arrancar pese a los sendos documentos teóricos existentes como el Plan de Ordenamiento Territorial, el Plan de Áreas de Expansión Urbana, lo que induce a la apropiación del suelo urbano dentro de un carácter de espontaneidad antes que de niveles de planificación y organización adecuada”, señaló.


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