Monday, December 14, 2015

El Niño se ensaña y afecta a más de 30.000 familias en Chuquisaca


SIN AGUA

En Camargo y Macharetí el agua ya no alcanza para el consumo humano y tienen que recurrir a cisternas para proveer del líquido elemento, cuando se vive la temporada de lluvias.

El Niño anda suelto y no hay quien pueda controlarlo. El océano Pacífico se calentó 1,5 grados centígrados más de la media normal y está provocando que el Niño, no de rabia sino de tanto calor, devaste sembradíos y mate muchas ilusiones. En Chuquisaca ya hay más de 30.000 familias que no pueden entender por qué el Niño los trata así, cuando años antes todo era diferente.

En Sucre, durante noviembre, sólo tres lluvias bastaron para que se acumularan 125,1 mililitros, cuando la media normal de ese mes es 70 mililitros. En Macharetí, el sol consumió cada gota de agua de los atajados; las temperaturas máximas son extremas: la llanura del Chaco chuquisaqueño soporta entre 45 y 48 grados. “El infierno verde” es infierno. En Zudáñez, Icla y otros municipios aledaños cayeron granizos del tamaño de una pelota de tenis de mesa, de un huevo dijeron otros. En la región de los Cintis, en octubre, las heladas aparecieron más temprano que nunca y en Camargo ahora pareciera que hay más vino y singani que agua; el líquido elemento ya no alcanza para todos.

Las plegarias no se dejan esperar y la palabra que más se repite es ¡ojalá¡ ¡Ojalá que llueva! ¡Ojalá que no caiga granizo! ¡Ojalá que no hele! Sin embargo, los deseos también son contradictorios; mientras que en Camargo uno puede estar pidiendo que llueva, en Sucre se pide que no llueva mucho porque si la ciudad tuviera más calles con bateones con la Destacamento 111 o la Loa, todos estarían nadando incluidos los autos como ocurrió el 26 de noviembre.

¿Qué está pasando con el tiempo? Pregunté al buscador Google y ahí encontré esta respuesta de la organización ambientalista internacional WWF con sede en España: “El cambio climático avanza a una velocidad e intensidad más alta de la prevista. Esto está provocando una serie de fenómenos climáticos como el aumento progresivo de la temperatura, la aparición de fenómenos meteorológicos extremos e imprevisibles, y la radicalización del clima en ciertas zonas: las húmedas cada vez más húmedas, las secas cada vez más secas”.

¿Pero cómo se logra comprender mejor está situación? El responsable Departamental del Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (SENAMHI) Chuquisaca, Franz Delgadillo, explica que el fenómeno del "Niño anda suelto" se debe a que la superficie del océano Pacífico se calentó más de la cuenta. Generalmente se dice que es el Niño cuando la temperatura subió en 0,5 grados centígrados, pero esta vez el calentamiento supera 1,5 grados. “Es demasiado y de consecuencias impredecibles”, sostiene al recordar que sus efectos podrían ser parecidos a los que se registraron entre 1982 y 1983: duras sequías en el occidente y exagerada lluvia con inundaciones en el oriente.

Empero, esta no es una regla, aclara. En una misma región se pueden presentar estos dos fenómenos. En efecto, así está sucediendo. En Sucre, sólo para comparar, en noviembre la lluvia acumulada fue de 166,8 mililitros un 137% más que la media normal que acostumbra llover en ese mes. Delgadillo dice que esa cantidad de agua se acumuló en 11 lluvias, cuando la frecuencia de precipitaciones es de ocho.

En Camargo, a unos 180 kilómetros en línea directa de Sucre, la situación es distinta. “No ha llovido ni una sola vez”, cuenta el presidente de las Juntas Vecinales de Camargo, Edwin Caracoles, al indicar que no se acuerda de haber vivido una situación así.

La situación es crítica. El sofocante sol del cañón Colorado de Cinti se está absorbiendo el agua como una esponja. En temporada regular la toma de agua del río Sarcarca logra captar entre 15 y 20 litros por segundo; en tiempos de mayor lluvia hasta 30. Ahora, dice, apenas cinco litros por segundo.

Es desesperante, afirma, especialmente para los habitantes de las zonas altas que ya no reciben el líquido elemento por cañería. Por ello, la Cooperativa de Servicios Camargo Limitada tomó la decisión de racionar la distribución del agua de 6:00 a 14:00 todos los días; sin embargo, hasta las 11:00 ya no hay ni una sola gota de agua.

Esta situación se vive hace más de dos semanas y la población sólo espera que llueva dentro de los siguientes 15 días ¿sino? Por ahora no se quiere ni pensar.

A 200 kilómetros en línea recta de Camargo está Macharetí, municipio ubicado en la llanura chaqueña de Bolivia donde una gota de lluvia, como dice su alcalde Eduviges Chambaye, no se ve desde hace mucho tiempo. En esta temporada que debiera ser de lluvia, no llovió ni una sola vez, precisa.

La peor parte la soportan los habitantes del cantón Caran-daytí hasta el límite con el Paraguay. La sequía es tan dura que murieron más de 200 cabezas de ganado. “Es tiempo de contabilizar las bajas”, manifiesta Chambaye.

¿Los sembradíos? Ya se perdieron todos, contesta. Las temperaturas de 45 a 48 grados literalmente están quemando todo a su paso. Para salvar la situación lo único que se hace es transportar agua en cisternas para consumo humano y animal, cuenta.

El Niño está activo desde octubre y permanecería hasta enero

El Niño está activo desde octubre y puede permanecer hasta enero y sus consecuencias se reflejan en una crisis alimentaria, sostiene el responsable Departamental del Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (SENAMHI) Chuquisaca, Franz Delgadillo.

De hecho, las torrenciales lluvias, las fuertes e impredecibles granizadas, las sorprendentes heladas y la inexplicable falta de lluvia están poniendo en serios aprietos a los productores agrícolas.

Sus sembradíos no se desarrollan como quisieran y encima deben soportar furiosos ataques de la naturaleza, que evitará alzar las cosechas. Hasta el 30 de noviembre la Dirección de Prevención y Atención de Riesgos contabilizó 30.244 familias damnificadas y más de 28.000 hectáreas de cultivos dañados en el Departamento.

Los cultivos dañados son papa, maíz, maní y árboles frutales, pero también hay animales muertos como ovejas y gallinas por efecto del granizo y ganado vacuno a consecuencia de las riadas y la sequía, según datos de la Dirección de Prevención y Atención de Riesgos.

Según esos mismos datos, el año pasado se registraron 32.273 familias damnificadas propietarias de 41.403 hectáreas de tierra cultivable, cifras que no están lejos de ser alcanzadas si el clima continúa tan impredecible como hasta ahora.

Ante el ataque inclemente y sorpresivo de la naturaleza, las instituciones públicas como las alcaldías, gobernaciones y Gobierno nacional reaccionan con ayuda humanitaria.

En esa línea, el secretario General de la Gobernación de Chuquisaca, Eberth Almendras, dijo que en la última parte del año se logró aumentar Bs 1 millón al presupuesto de Bs 11 millones, para asistir a las familias con alimentos, herramientas y gaviones principalmente.

AYUDA INMEDIATA
Sin embargo, eso no es lo que reclaman los productores agropecuarios, que ante el golpe de la naturaleza, inmediatamente necesitan reconstituyentes químicos para recuperar a sus malogradas plantaciones.

Este año, de acuerdo con los cuadros estadísticos de la Dirección de Prevención y Atención de Riesgos, el daño de los cultivos alcanza al 70% de los sembradíos, lo que adelanta que en un momento dado habrá escasez de alimentos.

Granizo y helada en tiempo poco usual

En los últimos dos meses las granizadas y heladas no dejaron de sorprender. En Zudáñez arrasó con los cultivos de casi diez comunidades, lo mismo sucedió en Icla, Sucre, Yotala, Sopachuy y Tomina.

A los comunarios les impresionó no sólo el tamaño de los granizos sino también la intensidad como dijo en su momento el alcalde de Zudáñez, Silverio Cuellar. Por ejemplo, fueron dos horas de una torrencial lluvia con una fuerte granizada, que dañó todos los cultivos.

La Gobernación de Chuquisaca dotó de bombas antigranizo a los municipios, pero al parecer la cantidad no es suficiente por el elevado número de comunidades y por las constantes caídas de granizo.

El periodista Edwin Cuellar testimonia que el uso de estos defensivos es efectivo. En Villa Serrano pudo observar que cuando estaba empezando a caer un granizo fuerte y grande, la gente lanzó las bombas antigranizo y se disipó la amenaza.

Según los datos de la Dirección de Prevención y Atención de Riesgos de la Gobernación de Chuquisaca se distribuyeron 4.340 bombas antigranizo entre los 29 municipios del Departamento, mientras que este año se entregó similar cantidad; empero, no llegó a todas las comunidades.

Con relación a las heladas, los que están sufriendo las peores consecuencias son los municipios de la región de los Cintis. Por lo general este fenómeno natural se presentaba entre abril y mayo, al final de las cosechas; también entre agosto y septiembre, antes de que el durazno empiece a florecer, dice el alcalde de Las Carreras Limbert Aparicio.

En octubre, recuerda Aparicio, heló el 10 y 11 de octubre, cuando todos los productores veían esperanzados ver florecer los durazneros, pues en la región de los Cintis casi todas las personas están dedicadas a su producción agrícola para el sustento de sus familias.

No es frecuente este fenómeno natural y todo se debe al cambio climático, sostiene la autoridad al precisar que sus efectos no sólo fueron sobre los frutales como uva y manzana sino también en los cultivos de papa y maíz.

A este golpe también hay que añadir, afirma, la sequía que está afectando a todos los cultivos y los efectos son “irreversibles”. No habrá producción y menos forraje para los animales.

Sin embargo, la situación podría cambiar un poco si llueve en los siguientes días, para que los productores siembren algo de maíz para garantizar el forraje con la chala, pero no habrá para poner a la olla.

En estas circunstancias, el Alcalde de Las Carreras asegura que hay padres de familias que “ya están alistando sus maletas” para migrar y ganar unos pesos para asegurar el bienestar de sus familias en la época de invierno que es crítica para todo campesino.

Según los reportes que recogió la Dirección de Prevención y Atención de Riesgos, Camargo, Culpina, San Lucas, Incahuasi, Villa Charcas, Villa Abecia y Las Carreras soportaron más de dos heladas que dañaron los cultivos en porcentajes considerables.

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