El fenómeno El Niño, una amenaza natural de gran poder destructivo, cuyas severas alteraciones en el clima pueden crear desde inundaciones hasta sequía, ha vuelto a hacer su aparición este año en el Pacífico con una intensidad que hace temer un impacto semejante al del episodio 1997-1998.
Este fenómeno no está causado por el cambio climático, pero se ha comprobado que se ha exacerbado a causa del calentamiento global y por esa razón los meteorólogos coinciden en que el actual Niño es aún más intenso y, de no tomarse las medidas adecuadas, las víctimas y los daños materiales sobrepasarían las cifras de 1997.
En esa época, el fenómeno climático causó inundaciones catastróficas en California (EEUU) y gran parte de América Latina que dejaron miles de muertos, mientras que al otro lado del Pacífico la seguía hizo estragos en Indonesia, Australia e India, además, afectó los cultivos del café en gran parte del mundo, lo que derivó en el alza del precio y las epidemias estuvieron a la orden del día.
"Los impactos climáticos de El Niño 2015-2016 se verán amplificados por la variabilidad decadal y el calentamiento global" y "en medio de condiciones de vulnerabilidad económica, ambiental, social y política", señaló la Organización Meteorológica Mundial.
Ejemplo de esto son las inundaciones en gran parte de la capital paraguaya y en la Amazonía peruana, y una fuerte seguía en el norte de Colombia, donde los miles de afectados no solo se han visto forzados a salir de sus viviendas, sino que han denunciado desatención por parte de las autoridades.
La peor parte la lleva Centroamérica, donde la sequía es una de las más severas de las últimas décadas y ya deja 3,5 millones de personas afectadas y, según las autoridades de El Salvador, Honduras, Nicaragua y Guatemala, al borde de una hambruna, ya que los pronósticos indican que las lluvias llegarán de la mano de la Niña en mayo de 2016.
Según el consenso de los modelos globales de predicción, El Niño alcanzó en noviembre pasado "su máxima intensidad" que se extenderá hasta enero de 2016 y "su declinación gradual se produciría durante el primer semestre de 2016", explica el Centro Internacional para la Investigación del Fenómeno de El Niño (CIIFEN), con sede en Ecuador.
Datos de ese centro en su informe de este mes indican que se prevé que entre lo que resta de este año e inicios de 2016, las mayores probabilidades de lluvia se registrarán en México, en la costa de Ecuador, en el norte y noroeste de Perú, en la región central y oriental de Paraguay, el sureste de Brasil, en Uruguay y en el norte de Argentina.
En cambio, en Centroamérica, gran parte de Venezuela, el norte de Colombia, el noreste y oriente de Brasil, la zona de los llanos orientales en Bolivia y el norte de Chile se registrarán menos precipitaciones, lo que se traduce en sequía.
Para EEUU, los cálculos de la Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA, por su sigla en inglés) señalan que hay una probabilidad superior al 90 por ciento de que El Niño se prolongue a lo largo del invierno 2015-2016 del hemisferio norte y alrededor de un 85 por ciento de que se extienda hasta la primavera de 2016.
En California (EEUU), un estado golpeado fuertemente por una intensa sequía que se podría extender hasta el primer semestre del próximo año, ya se calculan pérdidas por 2.700 millones de dólares, gran parte en el sector agrícola.
Asimismo, más de un tercio de la población de Puerto Rico, de 3,5 millones de habitantes, está afectado por severos planes de racionamiento de electricidad y agua potable desde mayo pasado debido a la fuerte sequía que afecta a la isla.
Por otro lado, la ONU alertó de las consecuencias que tendrá este Niño entre los más pequeños y, según datos de la organización, "más de 500 millones de menores viven en zonas donde la probabilidad de que ocurran inundaciones es sumamente alta y 160 millones residen en lugares donde las sequías son extremadamente graves".
"Las consecuencias podrían extenderse durante generaciones a menos que las comunidades afectadas reciban apoyo", advirtió recientemente el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), que cifró en 11 millones los niños que podrían pasar por hambrunas y enfermedades como la malaria, el dengue, la diarrea o el cólera.
En conclusión, como recientemente señaló el secretario general de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), Michel Jarraud, es clara la tendencia de que los años son más calientes debido a El Niño y los años fríos, coincidentes con el fenómeno inverso de La Niña, "también son más calientes".
Por eso los expertos sostienen que es muy posible que el año 2016 sea todavía más caliente que 2015, justamente porque los efectos de El Niño se observarán en toda su amplitud en los primeros meses del próximo año.
En otros océanos se registran fenómenos similares a El Niño, pero el impacto en el Pacífico es más dramático, ya que es el mayor océano del planeta.
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