Según datos proporcionados por el gobernador Luis Flores Roberts a Sol de Pando, la zona más afectada por los desbordes en este departamento es la provincia Madre de Dios donde se encuentran los municipios Gonzalo Moreno, San Lorenzo y El Sena.
“Sólo en esos tres municipios han sido anegadas casi 40 comunidades indígenas y campesinas, de las 60 comunidades afectadas en todo el departamento”, informó el gobernador Luis Flores Roberts. “Ello se debe a que esta provincia Madre de Dios está atenazada por las vertientes del Madre de Dios al norte y las del río Beni al sur”, precisó la autoridad.
Otras provincias afectadas, de las cinco que tiene Pando, son Abuná (municipios Santa Rosa e Ingavi), Federico Román (municipios Nueva Esperanza, Villa Bella y Santos Mercado) y Manuripi (municipios Puerto Rico, San Pedro y Filadelfia)CuadroDamnificadosPando
En las 60 comunidades afectadas en estos municipios, hasta el 4 de febrero pasado la Dirección de Gestión de Riesgo de la Gobernación de Pando había registrado un total 1.324 familias perjudicadas por las inundaciones. En el mes transcurrido, según los datos del gobernador Flores, esa cifra se habría duplicado contando familias evacuadas por destrucción de sus viviendas y aquellas económicamente afectadas.
Por otra parte la provincia Nicolás Suárez de Pando, donde está asentada la capital Cobija además de los municipios Porvenir, Bolpebra y Bella Flor, se mantiene pendiente y en vilo ante las oscilaciones en las cotas del río Acre, que no pertenece a la cuenca del Madeira, pues es tributario directo del río Amazonas a través del río Purús. Los principales afluentes del río Acre en esta zona son el Tahuamanu y el Yaverija, donde se inició la inundación del 2012.
Las cifras sobre familias damnificadas
Salvando el mobiliario de un núcleo escolar en el municipio de San Lorenzo.
Salvando el mobiliario de un núcleo escolar en el municipio de San Lorenzo.
Según versión de un técnico de una ONG ambientalista que trabaja en la ciudad de Cobija, la Gobernación de Pando estaría “inflando” cifras sobre la cantidad de familias damnificadas por desbordes en los afluentes bolivianos del río Madera ya que dichas poblaciones ribereñas tendrían una baja población incompatible con el número de afectados.
Dicha fuente denuncia asimismo que el Centro de Operaciones de Emergencia (COE) de Pando estaría realizando sus actividades de socorro y cuantificación en poblaciones inundadas de manera unilateral, sin coordinar con otras instancias competentes como Defensa Civil.
Consultado al respecto, el gobernador de Pando Luis Adolfo Flores Roberts desmintió la denuncia aclarando que las cifras sobre la cantidad de familias víctimas de las inundaciones “son emitidas por las alcaldías de los municipios ribereños con registros de jefes de hogar inscritos con sus cédulas de identidad, en listas que son enviadas a instancias ejecutivas del gobierno departamental mediante los respectivos COEs municipales”, dijo.
“Los últimos datos actualizados hace cinco días dan cuenta de aproximadamente 1.100 familias damnificadas y otro tanto de familias afectadas. Se entiende por damnificadas a aquellas familias que han perdido sus viviendas y deben ser evacuadas hacia alberges y refugios en zonas más seguras; mientras que las familias afectadas son aquellas que enfrentan problemas de producción al haber sido dañados sus sembradíos, y son especialmente afectadas muchas familias dedicadas a castañear en esta época de zafra, ya que las lluvias e inundaciones obstaculizan el uso de los bosques. Por tanto existen en Pando alrededor de más de 2.000 familias en ambos grupos: damnificados y afectados”, explicó el gobernador Flores en contacto con Sol de Pando.
Flores Roberts precisó asimismo que, si bien Brasil es el país amazónico más grande e importante del continente, es en Bolivia donde las principales vertientes del rio Madera tienen mayor extensión y más habitantes en sus riberas.
“En el lado boliviano del río Madera confluyen más de 250 ríos, la mayoría en Pando y Beni, y en toda esa extensión hay más población comprometida que en el mismo Brasil”, aseguró el gobernador pandino a tiempo de sostener la pertinencia y veracidad de las cifras oficiales de familias damnificadas y afectadas en territorio nacional.
Respecto a la denuncia de acción unilateral del COE departamental de Pando en las zonas del desastre excluyendo a Defensa Civil, Flores admitió que se produjo al comienzo de la crisis humanitaria un problema de coordinación entre ambas instituciones. “Efectivamente hubo un reclamo de Defensa Civil dentro el trámite de una ayuda que se envió desde La Paz, el COE aceleró el traslado —en una volqueta— de cinco toneladas de vituallas y alimentos que estaban destinados al municipio de Filadelfia, y los técnicos de Defensa Civil tuvieron que ir al lugar en otra volqueta, cuando lo correcto era que ambos realicen esa operación conjuntamente evitando el doble esfuerzo. Pero esa falla de coordinación ha sido corregida y desde la Gobernación garantizamos que el COE y Defensa Civil optimicen su trabajo de manera mancomunada, como corresponde” dijo Flores Roberts a Sol de Pando.
Asimismo, informó el Gobernador, la Dirección de Defensa Civil se encuentra organizando, conjuntamente el INE, un censo que permitirá cuantificar las viviendas afectadas por las inundaciones y reforzar los registros de las familias damnificadas.
LOS RÍOS INUNDADOS EN PANDO, BENI Y NORTE DE LA PAZ
Mapa Rios Pando Beni NLP
La cuenca del río Madeira se ramifica en Bolivia mediante cuatro afluentes fundamentales que cruzan la frontera por el extremo noreste del país:
— El río Abuná que separa al Departamento de Pando de los estados brasileños de Rondonia, Amazonas y Acre. Este afluente del Madeira se extiende sobre el norte fronterizo de Pando a través de sus vertientes Manu, Rapirrán y Chipamanu, abarcando las provincias Federico Román, Abuná y Nicolás Suárez, muy cerca al río Acre que pertenece a la cuenca del río Amazonas.
— El río Madre de Dios que se conecta con el Perú cruzando la provincia Manuripi en el sudoeste del departamento de Pando, donde se encuentra el parque natural Manuripi-Heath, y confluye al sureste de este departamento con el río Beni, del cual es su principal afluente. A través de su vertiente Manuripi, el río Madre de Dios define el límite entre los departamentos de Pando y La Paz (provincia Iturralde). En el Perú, en cuyas estribaciones andinas nace, su nombre representa al departamento amazónico más importante de ese país vecino.
— El río Beni que marca el hito limítrofe de las provincias Vaca Diez y Ballivián del departamento del Beni con las provincias Federico Román y Madre de Dios del departamento de Pando, siendo el área más poblada y transitada —especialmente en temporadas de la zafra castañera de noviembre a marzo—, el tramo fluvial limítrofe entre los municipios Gonzalo Moreno de Pando y Riberalta del Beni; más al sur, también limítrofe con la provincia Vaca Diez, se encuentra el municipio de San Lorenzo. En el extremo noreste confluye a través de pequeños meandros con el caudaloso río Mamoré. Su zona más profunda se halla en el municipio de Rurrenabaque, en la provincia Ballivián del Beni, que es donde se presentaron las primeras tragedias al colapsar el río Madera en el Brasil. Este río también marca límite natural entre los departamentos de Beni y La Paz.
— El río Mamoré que si bien pertenece exclusivamente al departamento del Beni extendiéndose al Chapare, en Cochabamba, confluye con el río Beni todavía en la línea fronteriza de Pando donde el río Madera está recibiendo los primeros efectos de las represas en Rondônia. El punto de confluencia del Mamoré y el Beni, en territorio de Pando, se produce en el municipio de Nueva Esperanza, provincia Federico Román, sobre el Puerto Manoa que está próximo a los bosques indígenas de la nación Pacahuara apropiados y deforestados por una empresa maderera ligada al actual gobierno boliviano, y muy cerca a Cachuela Esperanza —en la vecina provincia beniana Vaca Diez, municipio de Guayaramerín— donde se iniciaron estudios para construir una tercera represa hidroeléctrica similar a las de San Antonio y Jirau.
La catástrofe se acerca a Guayaramerín
Según una advertencia publicada por el diario digital Portal Guajará, al bloqueo de la carretera BR 364 (entre Acre y Rondônia) como efecto del colapso del río Madera, podría sumarse una situación similar sobre la carretera BR 425 que está siendo paulatinamente anegada por las aguas del río Mamoré entre los municipios de Nova Mamoré y Guajaramirín.
Esta nueva inundación podría también afectar en los próximos días a los municipios bolivianos de Guayaramerín (provincia Vaca Diez) en el Beni y Nueva Esperanza (Puerto Manoa, provincia Federico Román) en Pando, cerca al proyecto hidroeléctrico de Cachuela Esperanza y donde se encuentran las concesiones de la empresa maderera Mabet que detenta 256.000 hectáreas del ex territorio indígena Pacahuara.
Según publicó el pasado 20 de febrero el periódico digital Oxigeno, el diputado por el departamento del Beni Juan Carlos Ojopi advirtió que la provincia Vaca Diez, donde se encuentra la población de Cachuela Esperanza, sufrirá más inundaciones a partir de las próximas semanas por el avance de las aguas de las regiones altas.
“Acá, en la provincia Vaca Diez, en marzo o hasta abril recién nos llegarán las consecuencias de las inundaciones. No podemos decir que la emergencia haya pasado, sino que recién empezará desde las próximas semanas”, alertó el asambleísta.
Colapso de represas y lluvias inducidas
La presa hidroeléctrica de San Antonio, en Porto Velho, Rondonia, sobre el lecho del río Madera. | Foto Fobomade
La presa hidroeléctrica de San Antonio, en Porto Velho, Rondonia, sobre el lecho del río Madera. | Foto Fobomade
Durante la semana transcurrida, la prensa boliviana coincidió casi unánimemente en la influencia, sobre la hidrografía boliviana, del colapso fluvial causado por dos enormes represas en el lado brasileño del río Madera, el Jirau y el San Antonio.
La mayoría de las crónicas informativas han reactualizado estudios y documentos técnicos elaborados hace más de diez años por profesionales del Foro Boliviano sobre Medio Ambiente y Desarrollo (Fobomade), entidad que además de advertir sobre las consecuencias para Bolivia de aquellas obras construidas sin una licencia ambiental transparente, asesoró a organizaciones indígenas y campesinas de la Amazonia boliviana, y al propio gobierno de Evo Morales, ante la eventualidad de que un colapso en las compuertas mal diseñadas de las represas podría desatar un verdadero diluvio especialmente en las arterias bolivianas del Madeira. Los científicos advirtieron también sobre la destrucción de la fauna piscícola en estos ríos colapsados desde que las hidroeléctricas comenzaron a ser construidas el año 2007, entrando en operaciones el 2011. Hoy los pronósticos del Fobomade parecen estar cumpliéndose al pie de la letra.
“Hace más de seis años que el Gobierno ya conocía que las represas brasileñas construidas sobre la cuenca del río Madera provocarían mayores inundaciones en el país”, informó Los Tiempos de Cochabamba el pasado 20 de febrero, además de observar mediante un Editorial la incoherencia del presidente Morales de “pedir una investigación” sobre los efectos de las represas en Bolivia, siendo que su Gobierno dispone de vasta información técnica al respecto. La misma línea informativa y editorial es sostenida por Correo del Sur de Sucre y El Potosí de la ciudad del mismo nombre.
“Inundaciones extremas en el Beni fueron alertadas en 2012 y Evo no reclamó a Brasil por represas”, tituló Página Siete de La Paz el mismo 20 de febrero, mientras que El Diario en su edición del 27 de febrero informó que “Represas de Brasil habrían influido en inundaciones extremas en Bolivia”.
El mismo 27 de febrero, Erbol digital destacó una denuncia del Alcalde de Guayaramerín, Alexander Guzmán, en sentido de que en los ríos de esa región que son afluentes del río Madera, en especial el río Mamoré, se sufrió una pérdida de hasta el 50% en las actividades de pesca, “efecto de las represas Jirau y San Antonio construidas a 80 kilómetros de la frontera, en territorio brasileño”. Este desastre fue advertido en el 2010 por el científico ligado al Fobomade, Paul van Damme.
El cuadro se torna más preocupante ante la eventualidad de que el colapso pluvial provocado por las represas brasileñas no sea la única causa de los desastres naturales en el territorio boliviano. El 20 de febrero la ciudad de Trinidad recibió un golpe de agua que no llegó por el desborde del río Mamoré tal como se esperaba, sino por una precipitación pluvial fuera de todo cálculo. Los pronósticos anunciaban lluvias con 20 milímetros de precipitación pero la intensidad llegó a 130 milímetros. Este hecho deja abierta la sospecha de que a los desastres producidos por las gigantescas usinas que atraviesan el río Madera en Rondônia, se suma una inducción de cambios climáticos provocados artificialmente. Se sabe que Estados Unidos viene ensayando procedimientos para desatar guerras climáticas alterando los iones solares que se cargan en la atmósfera terrestre (zona llamada ionósfera), mediante disparadores electromagnéticos de alta y baja frecuencia que el Pentágono instaló en una base militar de Alaska. Bolivia es un “conejillo de indias” ideal para dichos experimentos militares.
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