No solo la inundación que se avecina golpea a Guayaramerín. Esa localidad beniana también padece por los desbordes de los ríos en Brasil, que la mantienen sin sus principales fuentes de ingreso: el comercio fronterizo y el turismo.
La carretera en el estado brasileño de Rondonia, que vincula a Guajara-Mirim (ciudad fronteriza del lado brasileño) con Porto Velho (capital de ese estado), está inundada hace casi un mes y en todo ese tiempo los ingresos de los pequeños y medianos comerciantes están casi en cero.
“Me estoy comiendo mi capital. Adquirí un microcrédito para inversión, pero por la falta de ingresos todo se me está yendo en los gastos”, explicó Eddy Quispe, que tiene una tienda de ropa a pocas cuadras del puerto de Guayaramerín.
En dicho puerto, la entrada más activa de la ciudad, se observan decenas de botes anclados esperando pasajeros. “Estos días, con suerte se transborda a 300 personas, cuando lo normal es entre 1.200 y 1.500", afirmó el encargado de los barcos que traspasan el río Mamoré que delimita ambos países.
Negocios, en baja
muchas casas de cambio ni siquiera abren. La desesperación también se siente entre los transportistas urbanos. “En tiempos normales nos dedicamos a transportar turistas brasileños”, explicó uno de los choferes que ahora ofrece carreras a cuatro bolivianos para igualar la tarifa de los mototaxis y “así por lo menos hacer unas cuantas carreras al día”.
“Acá nos golpea el agua que llega de Beni y la que está en Brasil. Tenemos el paso a Trinidad cortado, por lo que todos los productos están subiendo casi al doble y encima tenemos cortado el flujo de brasileños que mantienen el movimiento económico en la ciudad, así que la gente está en una situación desesperada”, explicó el alcalde Alexander Guzmán.
Este golpe a la economía llega más allá y varios centros de salud y de ortodoncia, que trabajan con agencias de Brasil que gestionan los viajes de sus pacientes, están planeando cerrar mientras dure la inundación, que se estima por otro mes.
“Por lo general, los pequeños comerciantes son los que más sufren, aunque en Guayaramerín está padeciendo toda la población”, dijo la economista María Rosario Pando
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