Thursday, March 6, 2014

La inundación de Beni llega a Brasil; declaran emergencia

El agua avanza y no tiene fronteras. Brasil resiste crecidas nunca antes registradas de los ríos Acre y Madeira, afluentes del Beni y del Mamoré. La emergencia ya está decretada en toda la zona amazónica que comparten Bolivia y Brasil.

“En San Ramón (noreste de Beni) las aguas llegaron hasta la plaza principal y la situación es desesperada. En San Joaquín (norte de San Ramón), que tiene un anillo de contención, está trabajando todo el pueblo para resistir, pero el agua está desbordando por varios lugares”, informó Luis Philips, del Centro de Operaciones de Emergencia (COE).

“Exaltación (ubicada en la ribera del Mamoré) tiene varios barrios y su hospital principal bajo el agua”, agrega el vocero de la Gobernación de Beni, Alejandro Yun. En Puerto Siles el agua también sube y hay personas abandonando sus hogares. “Se están tomando todas las previsiones por parte de Defensa Civil para minimizar el impacto de un posible golpe de agua que llegará a Guayaramerín los próximos días”, aseguró el ministro de Defensa, Raúl Saavedra. Además precisó que se construyeron 12 albergues en la ciudad para 250 familias (1.500 personas) que evacuaron sus hogares por precaución.

La reacción brasileña

El martes 4, en Brasil, el nivel del río Madeira (cuyo principal afluente son los ríos Mamoré y Beni) alcanzó el máximo histórico de 18,75 metros, dejando por unas horas intransitable la ruta BR319, que conecta Porto Velho con el resto de Brasil. Aparte de Porto Velho, Guajarámirím y Nueva Mamoré son las ciudades más damnificadas en el estado de Rondonia (frontera con Beni). El Gobierno de Rondonia declaró el “Estado de Calamidad Pública”, lo cual es un “Reconocimiento de los estados de una situación atípica que afecta de manera grave a comunidades o ciudades. Lo decretan prefecturas, gobernaciones o el Estado Federal y permite atribuciones extraordinarias, como compras inmediatas sin licitación”, explica en su página la Secretaría Nacional de Defensa Civil de Brasil.

Otro punto de las inundaciones en el país vecino se concentra en la ciudad de Río Branco, del estado de Acre (frontera con Pando). En aquella ciudad son 16 barrios inundados y se encuentran más de 100 refugios llenos. El gobernador de Acre, Tião Viana, con el prefecto de Río Branco, Marcus Alexandre, y el ministro de Integración Nacional, Francisco Coelho, se reunieron y decretaron el estado de emergencia. “Esto habilita a municipios y gobernaciones a pedir recursos del Estado Federal”, explica la web ya citada. En esta ciudad se inició la construcción de nuevos albergues y la contención de los accesos terrestres.

La reacción boliviana
En contexto de la emergencia, el gabinete de ministros de Bolivia aprobó el Decreto Supremo 1913 para la compra directa de dos helicópteros de fabricación francesa, modelo EC-145, a 172 millones de bolivianos (por ambos). Llegarían en mayo

Claves de las represas

Visita obligada
Luis Alberto Figueredo, canciller de Brasil, visitará Bolivia para hablar, entre otros temas, de los posibles impactos de las represas.

Último fallo contrario
En 2012, la empresa responsable de la represa Santo Antonio tuvo que indemnizar a 120 familias por daños irreversibles.

La punta del iceberg
Solo Santo Antonio está terminada, Jirau (de mayor potencia) todavía no está finalizada. Brasil pretende construir otras dos.

Mega proyectos
Jirau y Santo Antonio prevén que generen más de 7.000 megawatts (10% del total que produce Brasil).

AUMENTAN DENUNCIAS CONTRA LAS REPRESAS

Un pez típico de Pando se considera extinto en la zona, además se registra la disminución drástica de otras especies, como el dorado, surubí y pacú. “La yatoarana es un pez migratorio y ahora hay una obstrucción artificial en su recorrido y ya se encuentra en extinción comercial, es decir, todavía hay especímenes, pero no se producen crías”, explicó el biólogo Paul Van Damme, de la organización Faundagua.

Según varios expertos ambientales, juristas y autoridades públicas, Bolivia actuó y actúa de forma negligente a la hora de fiscalizar las consecuencias de las obras y el funcionamiento de las represas brasileñas de Santo Antonio (a 80 kilómetros de la frontera) y Jirau (a 180 kilómetros), sobre el río Madeira, cuyos principales afluentes son el río Beni y el Mamoré. “El tema se maneja a nivel cancillerías, es decir, de Estado a Estado.

Sin embargo, por la magnitud de los proyectos, y como lo ordena la nueva Constitución, esto se debe tratar a nivel municipal, de gobernaciones y por los indígenas. Teniendo en cuenta ámbitos hídricos, viales, ambientales, turísticos e incluso migratorios”, explica Jorge Durán, abogado investigador.



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