De hecho el pasado 26 de febrero, según confirmó Sol de Pando con fuentes colegas en Porto Velho, el Operador Nacional del Sistema Eléctrico, órgano regulador del Gobierno Federal, obligó a la usina de San Antonio a paralizar por tiempo indefinido sus 14 turbinas ante la inminencia de un colapso en sus compuertas, mientras la presión de las aguas fuera de control sigue apuntando hacia Bolivia. La cota del Madeira llegó a 18,75 metros en las últimas horas y el Mamoré-Guaporé podría rebasar los 19 metros río abajo.
En declaraciones efectuadas el lunes a la agencia estatal ABI, Zamora dijo que Jirau “está ubicada aproximadamente a 80 kilómetros de la frontera” y que en razón a dicha distancia “no es muy probable” que esa presa genere inundación. “Probablemente sí en el Brasil genera problemas, pero no en el lado nuestro”, aseguró esa autoridad en La Paz según la red Erbol.
El ministro boliviano de Medio Ambiente y Aguas soslaya que casi el 80% de la cuenca sur del río Madera, que es un río matriz, se desplaza sobre territorio boliviano a través de cuatro importantes afluentes: los ríos Abuná, Madre de Dios, Beni y Mamoré. Según datos del Instituto Geográfico Militar de Bolivia, el río Madera que nace en los andes del Perú y Bolivia cruzando ambos países para depositar sus aguas en el río Amazonas al norte del Brasil, tiene una extensión total de 6.000 kilómetros, 4.000 de los cuales forman el sistema Madeira-Mamoré que se extiende sobre Bolivia a lo largo de 3.000 kilómetros con más de 250 ríos internos que llegan hasta los departamentos de Santa Cruz, Cochabamba, Chuquisaca y Norte de Potosí inclusive, además de Beni, Pando y el Norte de La Paz, abarcando una superficie total de 242.000 kilómetros cuadrados. Los 80 kilómetros que alega el ministro Zamora para descartar el origen no natural del desastre dentro esa vastedad mayor a los ríos Mississippi y Ganges juntos, es nada.
Efecto dominó del Madeira al Mamoré
El pasado 21 de febrero el gobierno de Dilma Roussef admitió la declaratoria del municipio de Porto Velho, capital del Estado de Rondônia, como zona de “Calamidad Pública” ante el desborde sin precedentes del río Madera. Dicha declaratoria obligó suspender las fiestas del carnaval. El alcalde Mauro Nazif estimó un daño económico casi 600 millones de reales. En este municipio entraron en funcionamiento las polémicas represas hidroeléctricas de Jirau y San Antonio que obstruyen el curso del río Madera hacia el sur, donde este río matriz se conecta con el río Mamoré.Sol de Pando reproduce a continuación imágenes del desastre en la capital rondonense donde están edificadas las represas, publicadas por el periódico Rondonia Agora de Porto Velho:
Para la mayoría de los pobladores de Porto Velho, la causa del desastre radica en las usinas hidroeléctricas con que fueron profanadas las aguas del río Madera en este municipio, sin los debidos estudios de impacto ambiental. “A discussão é se a construção das usinas hidrelétricas de Jirau e Santo Antônio tem contribuído ou não pelo que está ocorrendo. Afirmo categoricamente que sim”, escribió en el mismo periódico Kruger Darwich, especialista en el tema.
Luego de devastar a Porto Velho, las aguas del Madeira comenzaron a invadir las carreteras que vinculan varios municipios ribereños, como la autopista BR 364 que conecta a Porto Velho con la ciudad de Rio Branco, capital del Estado do Acre. El desastre aisló al Acre y generó una crisis de provisión alimentaria que llevó al gobierno estatal a declarar “Situación de Emergencia” para rescatar a cientos de viajeros y comerciantes acreanos que transitan habitualmente por esa vía.
La confluencia de los ríos Abuná y Mamoré, en la provincia Federico Román de Pando, frente al Estado de Rondônia. | Foto ©Archivo Sol de Pando
La confluencia de los ríos Abuná y Mamoré, en la provincia Federico Román de Pando, frente al Estado de Rondônia. | Foto ©Archivo Sol de Pando
En el departamento de Pando, Bolivia, el desastre transcurrió a través de los ríos Abuná, Beni y Madre de Dios —también importantes afluentes del río Madeira—, dejando sin hogar a más de mil familias que han sido evacuados en condición de damnificados, y otros tantos afectados económicamente por destrucción de sus estradas castañeras y cultivos. En Pando son 2.000 las familias que enfrentan las inundaciones en la cuenca del Madera, según su gobernador Luis Flores Roberts. Sesenta comunidades ribereñas de este departamento boliviano sufrieron el impacto de la gigante cuenca colapsada a escasos 80 kilómetros, en Porto Velho.
El siguiente paso sería el Mamoré, que nace en el noreste fronterizo de Pando en confluencia con el río Abuná y atraviesa principalmente el municipio de Guayaramerín, en la provincia Vaca Diez del Beni, donde su Alcalde, horrorizado ante la pérdida de riqueza piscícola en la orilla boliviana de este río, declaró Alerta Naranja al poblado el pasado 8 de febrero.
Entre las fotografías que respaldan aquella declaratoria municipal de alerta, los peritos adjuntaron la imagen de la locomotora que el “rey del caucho” Nicolás Suárez disponía para movilizar sus cargas entre los puertos de la goma. Esa reliquia de inicios del siglo XX ahora cubierta de agua se halla a 40 kilómetros de Guayaramerín, en el cantón de Cachuela Esperanza, la veta de oro turística del municipio, donde un consorcio chino que negoció con ENDE el pasado año habría iniciado estudios de prefactibilidad para construir una represa similar a la de Jirau y San Antonio.
Las aguas del Mamoré en la zona de Guayaramerín ya están en mayor crecida después de un mes de la Alerta Naranja, y devastaron otros monumentos históricos como la centenaria capilla que Nicolás Suárez había hecho construir también en Cachuela Esperanza, según reportó Erbol en la víspera. El biólogo Vincent Vos, investigador del CIPCA-Riberalta, tomó entre otras, el pasado 27 de febrero, una imagen sobrecogedoras del interior de aquel patrimonio arquitectónico que es silenciosa y lentamente devorado por las aguas del río.
[Ver imágenes en diapositivas]
Esta reliquia histórica ya sufrió el embate de las aguas hace un mes, cuando el municipio de Guayaramerín se declaró en Alerta Naranja | Foto ©Gobierno Municipal de Guayaramerín
La centenaria capilla que el potentado Nicolás Suárez construyó en Cachuela Esperanza. Así se veía antes de la inundación. | Foto ©Archivo Sol de Pando
El interior de la capilla invadida por las aguas, imagen tomada el 17 de febrero. | Foto ©Vincent Vos
Cachuela Esperanza se inunda irremediablemente con las aguas del Mamoré y el desastre continúa avanzando hacia los municipios del Iténez y Guaporé, en ambos lados de la frontera. | Foto ©Vincent Voss
Cachuela Esperanza se inunda irremediablemente con las aguas del Mamoré y el desastre continúa avanzando hacia los municipios del Iténez y Guaporé, en ambos lados de la frontera. | Foto ©Vincent Vos
Más carreteras destruidas que aíslan a los municipios
Uno de los más extensos afluentes del río Madera que se separa del Abuná —en la frontera del Estado de Amazonas (capital Manaos) con la provincia Federico Román del departamento boliviano de Pando—, es el precisamente el Mamoré, conocido también como Iténez o Guaporé, extenso río que bordea con más de 2.000 kilómetros la línea fronteriza de las provincias Vaca Diez, Yacuma, Mamoré e Itenez del departamento del Beni, que están separados por el cauce de este río de los estados brasileños de Rondonia y Mato Grosso.
Periodistas brasileños en distintos medios informativos de Rondônia vinieron advirtiendo en los últimos días sobre la crecida del Mamoré. Los reportes coinciden en señalar tres consecuencias características de este nuevo episodio en la crisis climática:
1.- Inundación sobre las principales carreteras asfaltadas de la región
2.- Aislamiento de las poblaciones que se vinculan entre sí por medio de esas autopistas
3.- Consiguiente desabastecimiento de alimentos y productos de primera necesidad
La carretera BR 319 entre los municipios de Porto Velho y Humaita. Imagen registrada el martes 4 de marzo. | Foto ©Rondonia o Vivo
La carretera BR 319 entre los municipios de Porto Velho y Humaita. Imagen registrada el martes 4 de marzo. | Foto ©Rondonia o Vivo
El periódico Rondonia O Vivo reportó este miércoles que la carretera BR 319 que vincula las ciudades de Porto Velho y Humaitá, entre los Estados de Rondônia y Amazonas, se encuentra igual que la autopista BR 364 que va al Acre, totalmente intransitable por los volúmenes de agua que borraron la capa asfáltica de las faz de la tierra.
En similar situación se halla la Transamazónica BR 230 inundada y cortada en varios tramos, imposibilitando el transporte de alimentos y otros productos de primera necesidad hacia los poblados de Apuí y San Antonio de Matupí.
Los datos de Rondonia o Vivo revelan que el impacto del Madera, hacia el norte del Brasil, tiende a alterar el propio cauce del río principal del cual es afluente: el río Amazonas, que se conecta a través del río Purus con el río Acre.
La situación se agrava con incesantes lluvias, también inusuales por su intensidad, que agravan el colapso de las carreteras. “Em Rondônia, as chuvas são constantes e não há previsão de que parem tão cedo, há diversos pontos de alagamento ao longo das rodovias que levam ao estado vizinho do Acre (BR 364) e à Guajará Mirim, fronteira com a Bolívia (BR 425)”, precisa el periódico.
Ya la semana pasada, el municipio de Guayaramerín, en Bolivia, reportó el bloqueo de la flamante carretera asfaltada hacia Riberalta como efecto de la subida del río Beni. El río Mamore, por su parte, se apoderó en las últimas horas de carreteras troncales que vinculan municipios que se hallan en las riberas del Abuná, sobre la frontera brasileña al noreste de Pando, y las rutas que bordean la franja fronteriza del Guaporé e Iténez más al sur.
El Portal Guajara graficó el gradual ingreso de las aguas del Mamoré sobre la plataforma de la carretera BR 425 que vincula los municipios de Guajaramirin y Nova Mamoré, aislando a ambas poblaciones y creando una crisis masiva de abastecimiento.
Según Rondonia Agora, el aislamiento de Guajaramirin en el lado brasileño del Mamoré —y por tanto de Guayaramerìn en el lado boliviano—, es inminente a causa del bloqueo de las carreteras por las aguas inundadas. El Ministerio Público brasileño prohibió a Defensa Civil de Rondônia habilitar una ruta alternativa por la carretera BR 421 debido a que un intenso tráfico por esa vía afectaría territorios indígenas protegidos. “Las maquinarias han sido retiradas de dicha ruta alternativa mientras la población de Guajarámirin comienza a sentir los efectos del desabastecimiento, la situación es muy alarmante”, dijo a Rondonia Agora el coordinador estadual de Defensa Civil, Lioberto Caetano.
El Guaporé: de Guayaramerín a Baures
Un establecimiento inundado en el municipio brasileño de Cabixi, en la zona del Itenez-Guaporé. | Foto ©Rondonia o Vivo
Pero el desastre no queda ahí. Rondonia o Vivo hizo un seguimiento del desborde del Mamoré hasta el extremo sur del Estado, donde este río adopta el nombre de Guaporé (Iténez en Bolivia). En el municipio de Cabixi se han registrado inundaciones sobre un perímetro de 45 kilómetros que abarcan hasta el municipio de Vila Neide. Ambas ciudades se encuentran aisladas y desabastecidas.
“A principal rua do vilarejo está intransitável, há vários estabelecimentos comerciais e casas alagadas, e o acesso até pontos do distrito só podem ser feitos com barcos. Felizmente, não há notícias sobre vítimas ou desabrigados” —dice el periódico rondonense—. “A Vila Neide fica às margens do rio Guaporé, que também está sendo atingido pela enchente causada pelo excesso de chuvas em seus afluentes, assim como pelo degelo na Cordilheira dos Andes”.
En el lado boliviano del Guaporé se encuentra el municipio de Baures, provincia Iténez del Beni, sobre la serranía de San Simón, donde una empresa vinculada al grupo Soros se dedica a la explotación de oro y piedras preciosas en medio de una intensa actividad de narcotráfico.
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