En el borde del anillo de contención que separa Trinidad de una cantidad de agua más que suficiente para inundarla por completo, los vecinos emocionados señalan hacia el agua.
Treinta centímetros bajo sus pies centenares de peces empiezan a llegar al borde del agua donde ya flotan decenas de peces muertos. Los vecinos pescan y se apuran hacia sus refugios para cocinar el botín.
A 15 kilómetros, por la misma orilla donde ahora se pesca, el olor a putrefacción es insoportable. Las vísceras y restos de las vacas muertas que llegan al puerto flotan en el agua. "Estarán contaminados, pero cuando no se tiene qué comer, todo sirve", comentaba una señora mientras llevaba más de 10 pescados a su carpa al costado del camino.
El chisme corre y policías y voluntarios no pueden frenar a la gente que llega y se sube a la loma de tierra agregada al anillo (ya tiene más de un metro de altura sobre su nivel original). Palos, machetes, lanzas e incluso flechas o las manos son válidos para la pesca.
Desde la Dirección del Servicio Departamental de Salud del Beni (Sedes), su director, el doctor Mauricio Rousseau, explicó que “por las inundaciones se han rebalsado canaletas y aguas de todo tipo. Además se han muerto vacas al costado del puerto que se pudren en el agua y la vuelven insalubre. Estamos seguros de que el agua está contaminada y no se debería consumir nada de ella”, aseguró.
Desde el Ministerio de Salud, el doctor Ismael Baldivieso se limitó a decir que “ya se llevaron a La Paz las muestras de agua, pero los resultados estarán el martes”. Aseguró que hasta entonces no había necesidad de prevenir respecto al consumo de aquellos peces.
Además de las reses muertas, la llegada de miles de damnificados que están viviendo al borde del agua también aumenta los niveles de suciedad en ella. Un hombre que camina por el agua atrapando peces asegura que hay que aprovechar antes de que mueran. Mete su machete al agua y lo saca arrastrando pastos podridos. “Esto mata a los peces, en los próximos días empezará una gran mortandad de peces”, asegura. Es decir: otro posible foco infeccioso.
Médicos voluntarios, privados y públicos intentan controlar las enfermedades respiratorias, diarreicas y de la piel, pero también otros temas como los trastornos sicológicos. Hurtado, de la brigada de médicos cruceños, aseguró que se teme por posibles contagios de rabia: “Los perros callejeros se acercan a los refugios en busca de comida y hay peligro de mordeduras”, aseguró.
El agua dentro de la ciudad disminuye abriendo pozos, barriales y charcos por toda la ciudad, lo que significa un peligro de proliferación del mosquito causante del dengue.
Siempre lejos
Al mismo tiempo, en la misma ciudad, pero en muy diferentes situaciones, en el aeropuerto de Trinidad los ministros de Defensa y de la Presidencia, Raúl Saavedra y Juan Ramón Quintana, anunciaron el Plan de Rehabilitación y Reconstrucción de Beni.
Aseguraron que tendrá dos etapas: “Primero será la reconstrucción de vías y obras de prevención y, sobre todo, casas para quienes perdieron sus viviendas. La otra etapa será la rehabilitación de campos”, indicaron
En la Cidob esperan por donaciones
En las instalaciones de la Central de Pueblos y Comunidades Indígenas del Oriente Boliviano (Cidob), por inmediaciones de la avenida Soberanía (canal Guapilo), alrededor de 33 familias de la comunidad de Bia Recuaté, del municipio cochabambino de Puerto Villarroel, se encuentran refugiadas.
Tito Guasu, vicepresidente de la coordinadora de los pueblos indígenas del trópico de Cochabamba, manifestó que tuvieron que abandonar sus hogares hace aproximadamente 10 días a causa del desborde del río Chimoré.
Por su parte, Lucía Isategua, una de las pobladoras que se encuentra en la Cidob, indicó que prácticamente perdieron todas sus pertenencias y solicitó la ayuda del pueblo cruceño y de las instituciones privadas y públicas. “Necesitamos ropa, alimentos y medicamentos”, agregó.
“En el día, mi hermano y yo nos quedamos a esperar las donaciones en la Cidob, mientras que nuestros compañeros salen a pedir colaboración en las calles”, expresó el corregidor de Bia Recuaté, Ronaldo Guasu.
Bernardo Tomichá, secretario de justicia y control social de la Cidob, señaló que hasta el momento solo han recibido ayuda del Centro de Operaciones de Emergencia (COE) y que también están juntando donaciones para los damnificados en Beni.
Tomichá explicó que como Cidob están dando cobijo a los pobladores de Bia Recuaté. Además se está prestando ayuda médica a las personas que lo requieren y están derivando a los hospitales San Juan de Dios y Japonés a los que se encuentran más delicados.
DETALLES
Para los pueblos indígenas
El COE, la Cidob y la Agencia para las Macrorregiones y Zonas Fronterizas (Ademaf) están coordinando un plan de ayuda.
Atacan las enfermedades
Algunos de los pobladores de Bia Recuaté están resfriados y otros con infecciones digestivas o micóticas.
Receptor de colaboraciones
La Cidob quiere ser el punto estratégico para recolectar donaciones para los pueblos indígenas damnificados en el trópico cochabambino y en el departamento de Beni.
Solidaridad particular
La gran mayoría de los víveres y enseres que han llegado hasta la Cidob para los habitantes de Bia Recuaté han sido de personas particulares.
PIDEN AYUDA GUBERNAMENTAL
Los afectados piden que instituciones gubernamentales tanto nacionales como departamentales y locales los colaboren.
No comments:
Post a Comment