Monday, February 24, 2014

Las aguas bajan en Beni y la ayuda llega, pero aún falta

Esperanza del Madidi y San José de Uchupiamonas son dos pueblos tropicales y muy cambas que se encuentran en el norte del departamento de La Paz. Están rodeados de agua y refugiados en las lomas altas que les quedan. Para estos pueblos, ubicados en el Parque Nacional Madidi, la llegada de un helicóptero es un evento, y en este caso, un alivio.

EL DEBER acompañó al helicóptero MI-17, prestado por el Ejército de Perú para labores humanitarias, y sobrevoló siete horas por ciudades y comunidades de Beni y La Paz. En todo el trayecto el agua domina y por mucho. Los árboles arrastrados y las enormes manchas de agua, que entremezclan sus diferentes tonos, evidencian la violencia de las riadas que todavía arremeten contra comunidades alejadas.

Desde arriba se observa que San Ignacio de Moxos todavía está aislado por el agua. Varios barrios de los alrededores también siguen afectados. “Mucha gente no puede ingresar a su casa. Entre los vecinos hacemos colecta para que todos tengamos comida. Los doctores locales están haciendo un gran esfuerzo junto a las brigadas que llegan y las maestras están ayudando a cuidar a los niños”, explica una señora de nombre Gladys. No alcanza a decir su apellido antes de que el estruendo del helicóptero corra a todos con un viento que latiguea.



Desastre en otros distritos

En la localidad de San Ignacio se dejan 40 bolsas de 20 kilos que contienen arroz, aceite, azúcar y poroto.

Otras 100 bolsas serán recibidas por profesoras de San Borja. “Nuestra economía está paralizada. Tenemos 2.300 personas refugiadas en nuestros colegios. Cada maestra regenta un albergue y controlamos que todos estén atendidos en cuanto a salud y alimento”, explica la profesora Victorina Menacho. Gran parte de los refugiados son personas de las comunidades cercanas. “Las más golpeadas son Galilea, Río Abajo, Río Arriba, Las Mercedes”, cuenta un campesino refugiado.

Llegando a Rurrenabaque el verde hace presumir que el agua ya bajó, y es verdad, pero el reflejo del sol en el barro entre las ramas de los árboles y los diversos verdes dan cuenta de que un importante sector del país se está convirtiendo en pantano. Los cerros de Rurrenabaque tienen enormes araños de tierra por los derrumbes. Uno de ellos mató a 10 personas el 25 de enero. Otro inutilizó su camino a Riberalta.

Entre San José y Esperanza se reparten 60 quintales de arroz, 100 kilos de azúcar y 38 cajas con 12 litros de aceite. Además se trasladan 9 personas a Rurrenabaque en vuelos solidarios. La gente agradece y aplaude. Las señoras hacen fila para abrazar al piloto.

Las casas bajo el agua revelan la magnitud del desastre, lo que ha despertado la gratitud de la gente afectada por las implacables lluvias que sacuden a esta zona del país.

Desde el aire se observan comunidades abandonadas y ciudades que todavía sufren las riadas. Con poco apoyo de los gobiernos, la sociedad se organiza para contener la situación. Las necesidades son grandes por lo que aún esperan que llegue más ayuda gracias a la solidaridad de miles en todo el país

Detalles

Balance oficial

Las lluvias e inundaciones que azotan a Bolivia desde hace semanas han dejado ya 59 personas fallecidas, más de 59.800 familias damnificadas y 108.000 reses muertas.

Ayuda a los damnificados

El Gobierno indicó que se dispone de 450 toneladas de ayuda humanitaria para los damnificados y que de esa cifra, 230 toneladas han sido destinadas a Beni.

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