Juan Zelaya está rendido de sueño pero no puede dormir. Cuando cierra los ojos siente cómo el río Maniqui golpea el terraplén elevado que protege el casco viejo de San Borja, trepa y convierte todo en una laguna. Zelaya es cruceño, tiene 40 y desde la madrugada de ayer es el encargado de un operativo para resistir el embate del caudal y evitar que la pesadilla se haga realidad.
“Que Dios se apiade de noso-tros”, dijo el encargado de maquinaria de la Alcaldía de San Borja, bajo una incesante lluvia.
Hasta ahora, una serie de deflectores de tierra y algunos canales han impedido que los rebases del río aneguen a la cuarta ciudad más poblada de Beni. El agua llegó ayer al surtidor de combustible de ingreso al pueblo y ha convertido al barrio El Tejar en un curichi. Por eso Zelaya patrulla en camioneta por el terraplén elevado y no puede dormir desde hace dos días.
No deja de llover
Y mientras la mayoría de los funcionarios de la Alcaldía corren como liebres asustadas del pueblo a los defensivos, una insistente lluvia se ha encargado de enfriar cualquier esperanza de que acabe la amenaza de desastre. Del otro lado del puente Fadrique Muñoz llegan en botes o a pie decenas de familias evacuadas de la etnia tsimán.
Álvaro Vaca es uno de los encargados de los tres equipos médicos que atienden urgencias provocadas por las lluvias. De blanco, este galeno en año de provincia que osculta pacientes que viven sobre carpas de hule con el logo de Usaid. Hay infecciones respiratorias y diarreas porque llueve todo el tiempo. Faltan agua potable y alimentos.
Vaca atiende en el refugio en el que está acogido Alberto Mosqueira, un cincuentón con familia y que tiene su casa en el barrio El Tejar.
Cuenta que tiene a su esposa con graves dolores de cabeza y a ella se la ve tendida en el piso sobre cartones, hules y frazadas. El golpe de agua turbia inundó su vivienda, allí donde Zelaya tanto se afana en desaguar con canales.
Emergencia
Llega la tarde y siguen las lluvias y a Juan Carlos Miranda, secretario de Gestión de la Alcaldía, le intriga saber por qué no hay una reacción rápida de los organismos del Estado cuando San Borja tiene una declaratoria de desastre natural.
“Recibimos llamadas del ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, de la FAO y de parte de la Gobernación de Beni preguntando por nuestra situación, pero solo nos han confirmado el envío de dos helicópteros con algo de ayuda", dijo el alcalde Jorge Áñez.
A las 18:15 arribaron la dos naves, según Miranda, con al menos 35 quintales de alimento, que es algo, pero no alcanza. Los almacenes de la ciudad están desabastecidos porque se vendió casi todo a Rurrenabaque y a Santa Rosa durante sus crisis por las lluvias y porque ya no hay forma de llegar por tierra desde Trinidad y La Paz
En la jornada
Daños en Chuquisaca
El gobernador Esteban Urquizu informó ayer de que entre enero y la fecha dos personas murieron y 6.215 familias fueron afectadas por los fenómenos naturales.
Más inundaciones en La Paz
El desborde de los ríos Yara y Coroico inundá todo el municipio de Caranavi. La Gobernación de La Paz evalúa la situación.
Clases paralizadas
El viceministro de Educación Regular, Juan José Quiroz, dijo que 487 colegios del país no han iniciado clases debido a las lluvias que azotan el territorio nacional.
Vías intransitables
La Confederación de Choferes de Bolivia informó de que más de 100 choferes de transporte público están parados en Beni debido a intransitabilidad de los caminos.
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